- Decenas de venezolanos permanecen de forma irregular en Guatemala, sin querer regresar a su país de origen, pero con el sueño de llegar a Estados Unidos ya cercenado por recientes cambios migratorios.
El «parole» humanitario que Estados Unidos ofreció en octubre fue un alivio para los 24.000 venezolanos que aspiran a llenar esos cupos, sin embargo frenó las esperanzas de decenas de ellos que han quedado varados en Guatemala.
“Literalmente nos encontramos atrapados en este país porque nosotros queremos subir hacia los Estados Unidos y se nos ha hecho imposible”, dijo a la Voz de América Carlos Millán, uno de los migrantes que sobrevive como puede en la capital guatemalteca.
Y es que la medida del pasado 12 de octubre, a modo de contrapartida, establece de manera explícita que todo aquel venezolano que intente entrar al país de manera irregular quedará inhabilitado para acceder al estatuto y, además, su deportación se hará de manera expedita.
“Aquellos que intenten cruzar la frontera sur de Estados Unidos ilegalmente serán retornados a México y serán inelegibles para este proceso”, señaló el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, al anunciarse la medida.
Como con Millán, la historia se repite para decenas de venezolanos más en Guatemala. “Está difícil la cosa porque nos quedamos en la calle y pasamos necesidad y trabajo”, dijo a la VOA Carlos Alexander Briseiro.
Por contra, cientos de venezolanos ya se encuentran en territorio estadounidense bajo el nuevo Programa de Permiso Humanitario de Estados Unidos y pueden acceder a varios servicios del gobierno durante los dos años de duración del parole.
A fecha de 31 de octubre, más de 3.800 venezolanos habían recibido aprobación para viajar a EEUU y 490 habían entrado al país de manera legal, según cifras del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés).
Los dos entrevistados explicaron que sobreviven pidiendo dinero en un semáforo. No continuaron su camino por falta de recursos y, sobre todo, debido a los cambios anunciados por el gobierno de Joe Biden para admitirlos en EEUU.
De los 5,96 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela acogidas en 17 países de América Latina y el Caribe, tres cuartas partes, 4,37 millones, aún enfrentan dificultades para acceder a alimentos, vivienda, salud y empleo estable, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Una medida sorpresiva
Debido al enorme flujo de migrantes que subieron desde Venezuela y otras naciones latinoamericanas en ruta hacia Estados Unidos como destino final, a muchos el anuncio les tomó por sorpresa.
«Mucha gente de los que estaban caminando se enteró en la selva del Darién -que es una de las rutas- o en la vía marítima y se quedaron varados”, comentó a VOA la embajadora de Venezuela en Guatemala, María Teresa Romero.
La embajada ha apoyado a quienes retornan voluntariamente a su país, pero la diplomática considera que los cambios anunciados por Washington fueron demasiado repentinos.
“Se ha debido tener una organización mucho más efectiva tomando en cuenta que estamos hablando de seres humanos. No estamos hablando de animales”, sentenció la diplomática.
Mientras tanto, los migrantes piden apoyo del gobierno y al pueblo de Guatemala.
“Que nos echen una mano para salir adelante, con cualquier oportunidad de trabajo que tenga”, imploró Briseiro. “Saben cómo somos nosotros los venezolanos: cariñosos y trabajadores”.
Según el Instituto Guatemalteco de Migración, las solicitudes de refugio de venezolanos aumentaron en un 50 % a partir de septiembre, sumando 119 en 2022.