La principal organización indígena de Ecuador dio un portazo al diálogo abierto con el gobierno para resolver la violenta crisis por ajustes económicos, que en una semana deja cinco muertos y cientos de heridos en manifestaciones.
«Nada de diálogo con un gobierno asesino», proclamó la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) en un comunicado firmado por su presidente, Jaime Vargas.
El dirigente, que llamó a «radicalizar las acciones» mediante «bloqueos de vías y las tomas» de edificios públicos, habló también frente a los manifestantes que se concentran en un coliseo de Quito.
«¡Vamos a radicalizar con más fuerza, compañeros, y si tiene que denunciar y si tiene que matarme que me maten!», exclamó Vargas.
El dirigente lanzó agua fría a la expectativa alimentada por el presidente Lenín Moreno frente a un posible arreglo con mediación de la Iglesia católica y Naciones Unidas.
Ecuador quedó enfrentado a una nueva escalada de la crisis que, además de sumar víctimas, sumió en el caos a la militarizada Quito e interrumpió el transporte de crudo por el principal ducto del país.
La Defensoría del Pueblo cuenta cinco civiles muertos, incluido un dirigente indígena, desde el inicio de la protesta el 2 de octubre. Ocho policías también están en poder de militantes de la Conaie en el coliseo donde hierven los ánimos contra el jefe de Estado.
De su parte, el gobierno dijo que detuvo a 17 extranjeros, la mayoría venezolanos, en el aeropuerto internacional de Quito con información sobre los desplazamientos de Moreno.
Los arrestos confirman «todos los intereses que están detrás del caos en el país», escribió en Twitter la ministra de Interior, María Paula Romo, en alusión a las denuncias del presidente sobre un supuesto complot para derrocarlo y en el que involucra a su antecesor Rafael Correa y al mandatario venezolano Nicolás Maduro. Ambos líderes rechazan los señalamientos.