Fichaje estrella del Barcelona, Antoine Griezmann no acaba de conectar ofensivamente con Luis Suárez y Leo Messi… El miércoles, este nuevo trío ‘GSM’ debe encontrar la buena sintonía contra el Inter de Milán en la Liga de Campeones, aunque el argentino sigue siendo duda.
No es fácil adaptarse al exigente juego de pases del Barça: Griezmann funciona de manera intermitente desde sus inicios con la camiseta azulgrana, obligado a adaptarse a un nuevo estilo de juego, a una nueva posición, a unos nuevos socios.
«Puedo hacerlo mejor, y ni tan mal, porque acabo de llegar», reconocía el delantero francés la pasada semana.
«Es diferente, es otro fútbol, otra posición, sabía que me iba a costar y que iba a mejorar en cada partido. Pero bueno, no voy tan mal, he marcado tres goles» en siete jornadas de Liga, dijo.
Por otro lado, el exjugador del Atlético de Madrid ha estado a veces desaparecido, como en la 1ª jornada de la Liga de Campeones en Dortmund (0-0), y parece todavía en fase de adaptación.
Pulla
«Es una manera totalmente diferente del Atlético, hay mucho menos espacio para correr, para atacar», lo defendió Clément Lenglet, su compañero en el Barça y en la selección, en la radio catalana RAC1, añadiendo que «puede hacer las cosas mejor porque tiene un talento increíble».
Griezmann lo reconoció él mismo: tiene el juego de toque azulgrana «en las piernas», pero todavía le cuesta participar en la presión alta de los catalanes.
Acostumbrado a jugar en un sistema con dos puntas, el campeón del mundo también ha sido reposicionado como delantero centro único (en ausencia de Suárez), apareciendo demasiado aislado, o como extremo izquierda, un puesto en el que no tiene velocidad para desbordar.
«Lo que queremos es que participe mucho en el juego», subrayó su entrenador Ernesto Valverde, añadiendo que «si toca balones, puede ser decisivo».
Además, Griezmann ha sufrido críticas por su famosos documental «La Decisión» donde rechazó las propuestas del Barça en el verano (boreal) de 2018. «Creo que se equivocó, pero ahora las cosas han pasado», desdramatizó Lenglet.
Griezmann también han tenido que digerir la presión de un traspaso estratosférico (120 millones de euros), y la denuncia del Atlético, que acusa al Barça de haber negociado con el jugador sin su acuerdo. En este caso, la Federación Española ha condenado al club catalán a una multa simbólica de… 300 euros.
Ahora barcelonista, el delantero tiene que integrarse también en un vestuario que habría preferido ver volver al brasileño Neymar en el pasado mercado.
Hace un año, Suárez había lanzado una pulla a «Grizi», asegurando que el francés, apasionado de la cultura uruguaya, «no sabe lo que tiene que hacer un uruguayo desde chico para poder llegar».
Espaldarazo
«Con asistencias lo arreglamos todo», respondió el francés con humor, afirmando entenderse «bien, bien» con Suárez desde entonces.
El nuevo fichaje también alabó al capitán y director de juego azulgrana. «Messi es la imagen del fútbol», dijo el francés, dejando de lado su ambición de «sentarse a la mesa» del cinco veces Balón de Oro.
Se podría pensar que son dos jugadores difícilmente compatibles por su tendencia a salir de zona y a centrar el juego, pero su primera titularización juntos la pasada semana contra Villarreal (2-1), fue prometedora con una asistencia de Messi para Griezmann. Su abrazo, franco y alegre, sonó a espaldarazo para el francés.
La asociación, sin embargo, duró poco con la retirada lesionado del argentino, pero Messi retomó el entrenamiento el lunes con la posibilidad de reconstituir el trío «GSM» este miércoles contra el Inter y todo el Camp Nou espera ver a sus tres tenores en armonía.