El presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, presidió este miércoles una cumbre de países productores de café, al margen de la Asamblea de la ONU en Nueva York en la que hizo un llamado a cerrar la «brecha abismal» entre la industria y los campesinos.
La crisis por los bajos precios internacionales del café genera un sismo en los países productores, que no reciben los retornos de lo que pagan los consumidores en las grandes ciudades.
Duque presidió una reunión con el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, con su homólogo de Guatemala, Jimmy Morales y el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, entre otros.
El presidente colombiano dijo que la economía del café involucra a 25 millones de familias en el mundo y los productores sostienen una economía cafetera global que puede superar los 200.000 millones de dólares al año, pero que tiene un «rezago latente» cuando se trata del ingreso de los pequeños agricultores.
El presidente de Colombia denunció «una brecha abismal» entre quienes tranzan el producto y quienes lo producen y llamó a trabajar para cerrarla.
«Los ingresos que quedan hoy para los pequeños productores no llegan al 10% del valor total de esta cadena», dijo Duque cuyo país es el tercer productor mundial después de Brasil y de Vietnam, según la Organización Internacional del Café.
El precio de la libra de café pasó de cotizar 1,5 dólares en promedio en 2016 a tocar un mínimo en más de una década este año a una cota de 86 centavos. Actualmente oscila cerca de 98 centavos.
El académico Jeffrey Sachs explicó que los precios están en un nivel bajo por los altos rendimientos en Brasil y en Vietnam y propuso que se establezca un plan de inversión mayor con aportes de la industria, de los fondos privados, de los gobiernos y de donantes internacionales.
«Estamos complicados, llevamos tres años duros», dijo durante la reunión el presidente de Honduras, el quinto productor mundial.
En Honduras, el 90% del mercado está en manos de los pequeños productores, pero éstos reciben pocos retornos por su trabajo.
«Es un desastre y yo no veo reflexión en los responsables de la cadena como quisiéramos», dijo apelando a que haya una campaña para crear conciencia en los consumidores.
«El que toma café en Nueva York a veces no se da cuenta de que el productor vive en una casa pequeña sin letrina», concluyó Hernández.