Varios miles de «chalecos amarillos» volvieron a manifestarse este sábado en diversas ciudades francesas, como Montpellier, en el sur de Francia, donde se produjeron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y un vehículo policial fue incendiado.
Los «chalecos amarillos» sacaron a centenares de miles de personas a la calle en noviembre y diciembre de 2018 contra las política sociales del presidente francés, Emmanuel Macron, y las protestas perduraron durante los últimos nueve meses, aunque fueron muy minoritarias durante el verano.
Entre 1.500 (según las autoridades) y 3 mil manifestantes (según los organizadores) protestaron en Montpellier, donde se produjeron incidentes esporádicos en el centro de la ciudad y turistas y habitantes locales quedaron atrapados en medio de los gases lacrimógenos lanzados por la policía y de los destrozos cometidos por algunos manifestantes.
Una espesa nube de humo cubrió rápidamente una calle comercial de esta localidad del sudeste de Francia, después de que un coche de policía fuera incendiado, comprobó una periodista de la AFP. Varios escaparates de comercios también sufrieron destrozos.
Numerosos manifestantes se concentraron en el centro de Montpellier en el inicio de la protesta. Era el caso de Odile, una joven auxiliar de enfermería que se felicitaba de que «se trata del regreso de los chalecos amarillos» tras las vacaciones.
Esta manifestación fue organizada a partir de una llamada «nacional» para concentrarse en Montpellier, una localidad en la que la movilización sigue siendo fuerte tras el inicio del movimiento.
En Rouen, en el norte del país, donde se prohibieron las manifestaciones en el centro de la ciudad, se produjeron incidentes durante la protesta organizada por los «chalecos amarillos» y que recibió el apoyo de la CGT, uno de los principales sindicatos franceses.
Otras marchas tuvieron lugar en Toulouse (sur), Lille (norte), Estrasburgo (nordeste), entre otras localidades.
«Es normal que haya más gente, se trata de un nuevo comienzo para un movimiento que nunca murió», aseguró a la AFP Francis, un jubilado de 66 años procedente de Toulouse.
Unas pocas decenas de manifestantes intentaron concentrarse en los Campos Elíseos en París, donde se produjeron los incidentes más importantes a principios de diciembre de 2018.