!Los efectos del cambio climático se sienten de múltiples maneras en el planeta. A pesar de sus efectos, evidentes y nefastos, la mano del hombre continúa provocando desastres ambientales en todos los continentes. ¿Hasta cuándo la conciencia y fuerza de las sociedades se impondrá para empezar a proteger nuestro ambiente?
Gregory Smith
(Especial para Crónica)
Nueva York (ONU) – La Amazonia arde, los glaciares se derriten, especies de flora y fauna desaparecen. Es evidente que los efectos del cambio climático son contundentes y trágicos, mientras la mano depredadora del hombre continúa provocando lo que ya se considera una tragedia ambiental internacional.
Los incendios en las selva amazónica de Brasil no son más que una muestra más de la poca seriedad con que se mira el avance del cambio climático, al tiempo que prevalecen los intereses económicos sobre la necesidad de preservar y rescatar nuestro deteriorado entorno ambiental.
La preocupación es grande en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), porque no se mira progreso en la lucha para frenar el cambio climático. Los informes y estudios que se reciben muestran que el deterioro es constante. Son miles de expertos de diferentes nacionalidades quienes constantemente elevan su voz para advertir del avance de la tragedia.
La Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), estima que un millón de especies (animales) están en vías o peligro de extinción por culpa de los humanos. Es un dato revelador, pero altamente preocupante para el futuro del planeta y de los propios seres humanos, que dependemos del equilibrio ecológico para sobrevivir.
Los ejemplos gigantescos
El PNUMA tiene estudios específicos sobre algunos de los casos de más dramáticos que se están produciendo ahora mismo. La noticia de los incendios en la Amazonia brasileña ha sido causa de gran atención noticiosa en todo el mundo, y no es para menos.
Se estima que los bosques de la Amazonia producen un 20% del oxígeno del planeta, además del aporte que hacen para mantener la temperatura global. A menos bosques, mayor el efecto del cambio climático. Un informe de la organización Reinforest Alliance se ha mencionado en estos días, porque en el mismo se destaca que los bosques tropicales en el mundo pierden cada año 32 millones de acres, lo que explica que desde que el hombre principió a cultivar, han desaparecido la mitad de los bosques que entonces existían.
En efecto, los principales responsables de la desaparición de estos bosques son la tala inmoderada, la expansión de la ganadería y la agricultura, así como los incendios forestales. Es decir que el principal responsable es la mano del hombre, que no siempre se enfoca en el desarrollo sostenible, es decir, de manera armoniosa con el medio ambiente.
Otro desastre que preocupa es el de la cuenca del Congo, un bosque de casi 3 millones de kilómetros cuadrados –la segunda selva tropical más grande del mundo– que sufre una destrucción de 10 millones de acres por año, lo que indica que podría desaparecer para el año 2040 si no se toman medidas proteccionistas de inmediato.
Pero no solo los bosques quiebran la cabeza de los expertos. El calentamiento global ha crecido tanto en las últimas dos décadas, que su efecto golpea ya a los glaciares en las zonas árticas, al extremo se estimarse que se han perdido unos 9 billones de toneladas de hielo. Una publicación especializada ha graficado esto como un bloque de hielo que tenga el tamaño de Estados Unidos, con un grosor de 1.2 metros.
De seguir la tendencia, en la segunda parte del siglo XXI se vería desaparecer la casi totalidad de los glaciares del hemisferio norte. Pero hay un efecto secundario con la pérdida de glaciares, pues al mismo tiempo sube el nivel del mar, lo que puede provocar desastres en muchísimas ciudades de diferentes países.
Pero los glaciares no se encuentran solamente en los polos o el mar. También los hay en las cadenas montañosas de gran altura. En las cordilleras se está viendo que se derriten aceleradamente y eso modifica todo el entorno ambiental, siempre con efectos negativos.
Huella en los corales
Así como se están destruyendo los bosques y desaparecen los glaciares, la contaminación y el cambio climático está golpeando severamente al sistema de arrecifes más grande e importante del planeta, la Gran Barrera de Coral, situada frente a las costas australianas, en el llamado Mar de Coral.
La revista Nature, publicó en 2018 un estudio que detallaba como la Gran Barrera ha sufrido un blanqueamiento –con la posterior muerte de corales– a lo largo de 805 kilómetros y se teme que con las olas de calor que llegan con más frecuencia ahora, el daño pueda continuar e incluso hacerse más grave.
En los últimos dos años se ha podido comprobar que cerca de la mitad de los corales de esta Gran Barrera han muerto. Poco se ha logrado para impedir que el desastre continúa, a pesar de estar ante una de las Siete Maravillas Naturales de nuestro planeta.
Esto está sucediendo a pesar que la Gran Barrera atrae turismo, general más de 64.000 empleos directos e indirectos y produce ingresos para la economía australiana que superan los US$6.500 millones anuales.
Las previsiones
Uno de los informes discutidos en el seno del PNUMA advierte sobre el desastre ambiental que está a la vista si no se toman medidas urgentes y profundas: el panorama es desolador.
De continuar como hasta ahora la lucha contra el cambio climático, tendremos un escenario que se puede visualizar trágico. Aunque se habla y presentan diversos escenarios –algunos demasiado trágicos y otros exageradamente optimistas–, se puede exponer algo basado en el curso que lleva esta depredadora realidad.
En ese sentido, seguramente veremos un calentamiento de 3 grados centígrados para 2050 –dentro de treinta y un años–, veremos que el 55% de la población mundial experimentará más de 20 días de calor letal por año, lo que supondrá un golpe para la humanidad.
Para entonces, los ecosistemas como los mencionados habrán colapsado, y esos días de calor provocarán el desplazamiento de 1.000 millones de personas, al tiempo que disminuirá sustancialmente la capacidad alimentaria. Muchas de las superpobladas ciudades de hoy, habrán sido abandonadas por millones de personas.
¿Exageración? No faltará quienes duden de los escenarios que se presentan, pero todos se basan en los acontecimientos que ya se viven en la actualidad.
La mano destructiva del hombre, la falta de voluntad política de muchos gobernantes y una conciencia ambiental débil de las sociedades hace que se siga avanzando hacia el escenario más dramático.