El tan esperado séptimo álbum de la estrella pop Taylor Swift ha llegado con toda su gloria amorosa y melosa, un claro cambio del vengativo goth liviano de su disco anterior.
Pero «Lover» con 18 canciones, no es solo una oda a los asuntos del corazón: es el primer disco de Swift que es realmente de su propiedad, según los términos del acuerdo de varios álbumes que alcanzó el año pasado con el grupo Universal Music Group/Republic Records.
«Este álbum es en gran medida una celebración del amor, en toda su complejidad, comodidad y caos», expresó Swift en su cuenta de la red Twitter en el lanzamiento de su último proyecto durante la medianoche del viernes.
«Es el primer álbum propiamente mío que he tenido, y no podría estar más orgullosa», aseguró.
En su último álbum Swift, quien no es ajena a las peleas entre celebridades y los discursos líricos, crea un ambiente positivo con un toque sarcástico, en su primer track de apertura «I Forgot That You Existed».
Es una clara ruptura del disco «Reputation», de 2017, en donde Swift arrojó momentáneamente su tiara de princesa para probar la piel de ‘serpiente’.
En un estilo clásico de Swift, «Lover» incluye una racha de reflexión sobre sus problemas románticos pasados, pero el álbum exhibe un optimismo exuberante decidido a enfocarse en el poder del amor, particularmente en su relación con el actor británico Joe Alwyn, incluso con varias de las canciones insinuando matrimonio.
«Juro ser demasiado dramática y verdadera», canta con un guiño en la canción principal del álbum.
Por ejemplo, en «The Man» contempla los dobles raseros que enfrentan las mujeres, tanto en el trabajo como en el romance.
«Sería una líder intrépida / Sería una tipo alfa / Cuando todos te creen / ¿Cómo es eso?», Swift se pregunta.
También cita nombres como el del famoso actor Leonardo DiCaprio, conocido por su serie de novias veintiañeras, lo que implica que sus propios hábitos de citas en ocasiones anteriores serían menos criticados si fuera un hombre: «Y brindarían por mi o dejarían que los jugadores jugaran / yo sería como Leo en Saint Tropez».
El álbum marca una nueva era para Swift, en la que ella tiene las llaves para la futura distribución de su música.
La estrella comenzó una pelea pública con el magnate de la industria Scooter Braun por la compra de su antiguo sello por más de una década, Big Machine, con sede en Nashville, que le dio una participación mayoritaria en los masters (grabaciones maestras) de sus primeros seis álbumes.