La Guardia Nacional de México celebró este domingo una ceremonia que marca el inicio oficial del despliegue de sus 70.000 agentes para combatir los crecientes índices de violencia, una iniciativa que sus detractores denuncian como una militarización del país.
El flamante cuerpo armado de México operará en principio en 150 regiones. «Poco a poco va a ir creciendo porque vamos a cubrir 265 regiones con 150.000 elementos», dijo frente a las tropas el presidente Andrés Manuel López Obrador durante un acto celebrado en un campo militar, en Ciudad de México.
La Guardia Nacional es una corporación «histórica, la más grande jamás creada en territorio mexicano», subrayó su comandante, el general Luis Rodríguez, al asegurar que incorporará los conocimientos de los policías que también la conforman.
Lo «militar y civil se dan la mano, aportando cada uno sus valores y experiencias», dijo.
Principalmente conformada por militares, la Guardia Nacional es una iniciativa estratégica del izquierdista López Obrador para frenar la violencia, que alcanza niveles récord con 33.341 asesinatos en 2018, la cifra más alta desde que se inició el registro en 1997.
México emprendió a finales de 2006 una polémica e intensa ofensiva militar para enfrentar al crimen organizado, desatando una ola de violencia con frecuentes enfrentamientos entre cárteles antagónicos y contra las fuerzas armadas, mientras se alzaron numerosas denuncias por abusos de fuerza y desapariciones forzadas por parte del ejército y la policía federal.
Desde entonces, más de 250.000 personas han sido asesinadas, según datos oficiales que no precisan cuántas de esas víctimas están vinculadas al crimen organizado. Además, más de 40.000 personas están desaparecidas.
López Obrador fue por años un duro crítico de esta estrategia y prometió que los soldados regresarían a los cuarteles, pero desde que asumió la presidencia, en diciembre, continuó el despliegue militar e impulsó una reforma constitucional para crear una Guardia Nacional con marco legal para actuar.
Para sus críticos, se trata de una continuación de la antigua estrategia, pues el nuevo cuerpo tiene un mando militar y no está debidamente formado para tareas civiles.
– «Emergencia nacional» –
«La crisis de seguridad es sin duda alguna el reto más importante que enfrenta el gobierno (…) Basta decir que las nuevas generaciones no saben lo que es la paz», dijo Alfonso Durazo, secretario de Seguridad, para quien la violencia tomó proporciones de «emergencia nacional» debido a la corrupción de las instituciones y la impunidad.
Aunque la ceremonia de arranque de la Guardia Nacional ocurrió este domingo, sus tropas fueron desplegadas desde mayo a focos rojos como Michoacán, Jalisco (oeste), Guanajuato, Morelos, Estado de México, Ciudad de México (centro), Veracruz (este) y Guerrero (sur).
Y hace una semana, bajo presión de Washington, más de 21.000 elementos de la Guardia Nacional fueron destacados a la frontera sur con Guatemala y a la norte con Estados Unidos para frenar a los miles de migrantes que buscan el sueño americano.
La injerencia en migración de la Guardia Nacional causó indignación y críticas, ya que a muchos de sus agentes militares solo se les colocó una insignia de «GN» sin haber recibido la preparación que legalmente deben tener en asuntos civiles o migratorios.
Recientemente, una fotógrafa de AFP capturó el momento en que dos mujeres y una niña de Nicaragua fueron detenidas a forcejeos por miembros fuertemente armados de la Guardia Nacional mientras intentaban cruzar el río Bravo.
El secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, aseguró que la Guardia Nacional recibió «capacitación en función policial» y que su misión será «atender la seguridad pública», «respetando los derechos humanos» y haciendo uso «razonado y proporcional de la fuerza».