Las fuerzas de seguridad estaban en alerta en París y otras ciudades francesas ante un nuevo sábado de manifestaciones de los chalecos amarillos, el 23º desde que surgió el movimiento a mediados de noviembre.
Los diarios franceses citaban el sábado una nota del prefecto de policía de París, Didier Lallement, hablando de la posibilidad de que “un bloque radical de 1 mil 500 a 2 mil personas, integrado por ultra-amarillos siembre el caos en París.
Los “vándalos se dieron de nuevo cita en algunas ciudades de Francia, en Toulouse, en Montpellier, en Burdeos y en particular en París”, dijo el viernes Christophe Castaner, ministro de Interior, al anunciar la movilización de 60 mil policías y gendarmes.
De todos modos, un dirigente policial templó los pronósticos. Según él, este vigésimo tercer sábado de protestas, presentado por los chalecos amarillos como el segundo ultimátum será un poco menos fuerte que el primero.
“No sentimos una efervescencia como la que hubo el 16 de marzo, especialmente entre la ultraizquierda”, agregó, estimando que reservarán “fuerzas para el 1 de mayo”, el Día Internacional de los Trabajadores.
El 16 de marzo, militantes radicales black blocs y chalecos amarillos, que exigen una mejora de las condiciones de vida y democracia directa, se unieron en una jornada particularmente conflictiva y violenta en que numerosos comercios de los Campos Elíseos fueron saqueados, costándole el puesto al jefe de policía de París.
Este sábado hay previstas cuatro marchas en la Ciudad Luz, de las que solo dos fueron autorizadas.
“Por los Miserables”
Para este acto 23, los manifestantes se dieron cita principalmente en la capital, al término de una semana en la que el jefe de estado Emmanuel Macron tenía que revelar un gran programa de reformas para aplacar el descontento social.
Sin embargo, el anuncio se aplazó por el incendio en la catedral de Notre-Dame, en París.
El acceso a la catedral, en la que pretendían unirse grupos de chalecos amarillos, fue prohibidos a los manifestantes, así como otros lugares emblemáticos de la ciudad y provincias: la gran avenida parisina de los Campos Elíseos, el centro de Lyon (este) o la plaza del Capitolio de Toulouse (suroeste).
“No es razonable permitir el paso a protestas de 5 mil a 10 mil personas hasta las cercanías de Notre Dame”, dijo Didier Lallement, esgrimiendo a los miles de turistas o simples espectadores que continúan acudiendo todos los días a las inmediaciones del templo incendiado.
La comunión nacional que suscitó el desastre de Notre Dame irritó a algunos chalecos amarillos, especialmente los cientos de millones de euros prometidos por las mayores fortunas francesas para la reconstrucción.
Muchos de ellos adoptaron el humorístico tuit de un novelista, Ollivier Pourriol, publicado en la red social después del incendio: “Victor Hugo da las gracias a todos los generosos donantes dispuestos a salvar Notre Dame de París y les ofrece hacer lo mismo con Los Miserables”, título de otra obra del escritor francés que agrandó la leyenda de la catedral.
El sábado pasado, las manifestaciones de chalecos amarillos reunieron a 31 mil personas, incluyendo a 5 mil en París, según cifras oficiales cuestionadas por los manifestantes.