Renzo Lautaro Rosal
Una nueva andanada se cierne sobre la lucha contra la impunidad, y su principal actor representativo, la CICIG. Ante la debilidad de las voces «nacionales», ahora se está tras otros vociferantes; que al final repiten el mismo discurso, solo que ahora con nuevos matices. Aún cuando se quieren ver como expresiones vitaminadas, son en realidad señales de agotamiento.
El Presidente Morales representa la principal pieza desgastada de su propia gestión. A su alicaído gobierno, se suma su obstinación de querer enemistarse con cualquier sector o persona que le sea crítico. Sus discursos, totalmente en el plano emocional, son virulentos; provocando que arrecien sobre él todo tipo de cuestionamientos. Como necesita de elementos artificiales que lo hagan ver como un gobernante con cierto respaldo, recientemente ha emprendido una nueva práctica: motivar la salida a las calles de sectores (vendedores de mercados, sindicalistas del magisterio, opositores de la CICIG/MP) para que digan lo que a él no le alcanza.
Esas acciones de autocomplacencia, son propios de gobiernos que perdieron el control de sus acciones y solo les queda dos caminos, sucumbir tras el reconocimiento público que se dan por vencidos o arremeter con el apoyo de sus pocos socios para salir de las trincheras donde se encuentran e intentar recomponer, al menos en parte, la ecuación que los ha colocado en el peor escenario. Este último ha sido, al parecer, el escogido por el mandatario.
En el afán de buscar asideros, ahora se han inventado una nueva narrativa: la familia Bitkov, la persecución de la que forman parte por parte del régimen Putin, quien a su vez respaldada la CICIG; el escenario de la comisión Helsinki. Todo propio de un comic de la guerra fría; pero que «bien queda» para una historia que no puede ser develada con base en hechos (porque esa la tienen perdida los enemigos de la lucha contra la impunidad); por lo que han creado una secuela de ciencia-ficción. Para que esta historia cuaje, la cual busca dar continuidad a la cruzada donde prevalezca la continuidad del régimen pro-impunidad, se necesita un remake de actores; unos venidos del inframundo que utilizan pseudo organizaciones donde cohabita una fauna de impresentables, otros portadores de visiones distorsionadas de la realidad. A esta «pléyade» se suma ahora a miembros del ala extrema del partido Republicano como el Representante por el Estado de la Florida, Marco Rubio; quien ha amenazado con impulsar el recorte del apoyo financiero del gobierno de EE.UU a la Comisión Internacional contra la Impunidad.
Marchas forzadas y soliviantadas con base en amenazas veladas, manipulación de actores externos, recurrencia a argumentos ortodoxos propios de una época que pasó, son algunas expresiones de un montaje que conlleva un desenlace. No son hechos aislados, sino preámbulos de golpes que quieren ser arteros para poner punto y final a las vertientes de cambio encendidas desde 2015. Las señales de alerta son evidentes, ante lo que puede venir en los próximos días.
La selección de la nueva Fiscal General quiere presentarse como parte de estos síntomas de retroceso. Está en la nueva habitante temporal al frente del MP jugar esa carta, o decantarse por una propia, donde está en juego su único activo: su prestigio y nombre. Apostar por hacerle el juego al J. Morales y sectores que viven y pregonan el pasado le costaría una enorme factura. Apostar por continuar, con nuevos ingredientes, la lucha en contra de la corrupción, la generaría agenda propia, mayores espacios de maniobra; pero sobre todo, garantía de independencia real para operar nuevos episodios en una cruzada que aún debe enfrentar jornadas cuesta arriba.
(renzolautaro.rosal@gmail.com)