«Es el momento de traducir los discursos en tratados, de convertir los compromisos en acuerdos, sugerencias y deseos sobre la futura relación en soluciones concretas viables», dijo Juncker ante el pleno de la Eurocámara en Estrasburgo (noreste de Francia).
La retirada de Reino Unido de la UE está prevista el 29 de marzo de 2019, pero por el momento aún quedan aspectos por resolver como la manera de plasmar en el futuro la intención de Londres, Dublín y Bruselas de evitar una frontera en la isla de Irlanda como en los viejos tiempos del conflicto norirlandés.
«La vida de los ciudadanos en ambos lados de la frontera tiene que seguir como ahora», reiteró el titular del ejecutivo comunitario, para quien la única frontera terrestre que en el futuro Reino Unido tendrá con la UE «no es un asunto irlandés, sino que es europeo».
La cuestión irlandesa formaba parte, junto a los derechos de los ciudadanos expatriados y la liquidación financiera, del primer acuerdo de divorcio alcanzado en diciembre entre Juncker y la primera ministra británica, Theresa May, y que ya empezó a plasmarse en un proyecto de Tratado de Retirada.
En diciembre, según el titular de la Comisión, se abordaron tres soluciones: un Acuerdo de Asociación entre Reino Unido y la UE, una solución específica que Reino Unido tiene que presentar o una «garantía final» basada en mantener aquellas normas que preserven el Acuerdo de Viernes Santo.
Esta última solución podría pasar por mantener Irlanda del Norte en la Unión Aduanera de la UE, algo que Londres rechaza de plazo. El gobierno británico rechazó incluso las disposiciones sobre este punto incluidas en el borrador de acuerdo, asegurando que amenazan la integridad de su país.
Los mandatarios europeos tienen previsto abordar la futura relación con Reino Unido en la cumbre europea prevista el 22 y 23 de marzo en Bruselas, donde los 27 socios de May deben aprobar su posición sobre el porvenir con los británicos, especialmente en el plano comercial.