Álvaro Alay / aalay@cronica.com.gt
Pese a que el primer semestre de este año registra una disminución de hasta un 46.5 por ciento de connacionales deportados desde Estados Unidos (EE.UU.), estas cifras no alientan, ya que los retornos forzados se han incrementado desde México.
Desde enero hasta el 15 de junio -de este año-, han sido deportados 15 mil 507 guatemaltecos desde Estados Unidos (EE.UU.), según la Dirección General de Migración (DGM). La cifra está muy por debajo de los más de 29 mil que se registraron en ese mismo semestre del año pasado; es decir, hay una reducción del 46.5 por ciento.
Hay, sin embargo, poco o nada de que alegrarse, ya que la detención de connacionales que viajan indocumentados se ha incrementado ostensiblemente en tierras mexicanas, debido al reforzamiento de políticas para evitar el paso de menores de edad no acompañados. De hecho, buena parte de ese crecimiento en las cifras de deportación de la nación mexicana está engrosado por niños.
Durante todo el año pasado fueron deportados de México 45 mil 114 guatemaltecos, y en el primer semestre del 2015 la cifra alcanzaba los 34 mil 513, lo que equivale al 76.5 por ciento de todos los chapines que fueron capturados y regresados a suelo patrio en el 2014. Otra forma de medir ese aumento es a través del promedio de deportados de la nación azteca en los primeros seis meses del año pasado: 22 mil 557.
México ha reforzado desde agosto del 2014, en el marco del Programa Integral Frontera Sur, las redadas contra indocumentados en las regiones fronterizas con Guatemala. El plan puesto en marcha incluye, entre otras cosas, evitar que los migrantes chapines y centroamericanos aborden el ferrocarril llamado la Bestia, una red de trenes de mercancía que les permite atravesar rápidamente México, desde Chiapas hasta la frontera con EE.UU., con el argumento de que esto pone en riesgo sus vidas; así como el incremento de allanamientos y redadas en búsqueda de indocumentados que anhelan lograr su sueño americano.
Un muro de contención
Alejandra Gordillo, secretaria del Consejo Nacional de Atención a Migrantes de Guatemala (Conamigua), considera que ahora es más difícil transitar por México, debido a que ese país está cerrando fronteras, compraron más tecnología (de vigilancia) y tienen más personal de seguridad.
Mientras tanto, Julia González, coordinadora ejecutiva de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala (Menamig), asegura, lo cual también es compartido por Gordillo, que México ha aumentado redadas de manera continua, así como operativos y retenes; de igual forma se han concretado allanamientos en hospedajes y comedores.
Detrás de todo ello hay un elemento que potenció el fortalecimiento de las medidas para evitar el paso de ilegales, lo cual está repercutiendo en el incremento de deportaciones de la nación vecina, que es la ruta de paso obligada de toda persona que quiera llegar a la nación estadounidense en busca de un mejor futuro.
Tras la crisis migratoria que se evidenció el año pasado, con el dramático incremento de migración de menores de edad no acompañados hacia EE.UU., México asumió el compromiso de fortalecer la vigilancia en su frontera sur. Esto, según los analistas, se ha convertido, más que en otros años, en un muro de contención para la migración.
Pero, a pesar del fortalecimiento de la política para impedir el paso de migrantes indocumentados por suelo mexicano, entre ellos el de menores sin compañía, el flujo migratorio no se ha reducido, considera Gordillo.
Mientras Estados Unidos muestra una reducción, México duplica sus cifras cada día, ya que todos los meses hay incremento, lo que se debe a que Norteamérica tiene un sistema más complicado para deportación de menores, mientras que México los deporta de manera inmediata, comenta la secretaria de Conamigua.
Crece repatriación de menores
Cifras en poder de González, de Menamig, refuerzan esa última percepción de Conamigua. Según ella, entre julio del 2013 y junio del 2014, un año antes de que se reforzara el programa para evitar el paso de inmigrantes y de que se acordaran medidas para evitar el flujo de menores de edad sin compañía hacia la nación estadounidense, fueron deportados de México 3 mil 345 menores, y entre julio del 2014 y junio del 2015 la cifra llegó a 9 mil 293.
En este sentido, Fernando Lucero, vocero de la DGM, explica que las deportaciones de México hasta mediados de junio se han incrementado, debido a la drasticidad de las políticas antiinmigrantes que tiene el hermano país.
La secretaria de Conamigua lamenta que el Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica (integrado por Guatemala, El Salvador y Honduras), que se visibilizó como una medida para apoyar a las tres naciones del istmo a reducir las migraciones, no cuenta con los recursos económicos que ofreció EE.UU., porque el Congreso estadounidense no ha dado aún su aval para el financiamiento.
La administración del presidente estadounidense, Barack Obama, había ofrecido US$ 1 mil millones para implementar políticas de desarrollo en las tres naciones centroamericanas, para frenar la inmigración hacia el país del norte.
Estados Unidos no percibe la problemática política, porque México respondió y se disminuyó la presión, y el Plan Alianza para la Prosperidad no viene a hacer una prioridad, asegura Gordillo.
La coordinadora de Menamig, explica que las migraciones no van a parar, ya que las causas estructurales de nuestro país están forzando a las personas a desplazarse; y no solo siguen iguales, sino va en aumento, por el reclutamiento forzoso de maras, inseguridad, la violencia y la pobreza, entre otras razones.
Nuevas rutas de migración
El reforzamiento de seguridad en las fronteras de México con Guatemala ha forzado a los migrantes centroamericanos a buscar nuevas rutas de tránsito; sin embargo, estas tornan a ser más peligrosas que las tradicionales.
Algunos migrantes han optado, según los expertos, por otras rutas y una de ellas es la marítima, específicamente por las costas del Pacifico que comparten Guatemala y México, y termina su trayecto por tierra. Estas rutas son más peligrosas porque son muy utilizadas por el crimen organizado, por tal motivo los migrantes están más vulnerables a ser objeto de extorsiones y violaciones.