José Alfredo Calderón
*Historiador y analista político
A propósito de las demostraciones cachimbiras de patrioterismo que se dan como celebración de “independencia”, conviene recordar el carácter espurio de lo que se celebra. Demos pues, un breve repaso a la fabricación criolla que culminó con la comparsa pública del 15 de septiembre de 1821.
El 14 de septiembre de 1963, el periodista e historiador: Enrique Del Cid Fernández, sacó a luz pública un texto llamado: “Plan Pacífico de Independencia”. Hasta ese momento, nuestra fuente de conocimiento provenía de la tradición oral y los aburridos y amañados textos oficiales de historia que nos narran una efeméride llena de color y de “encendido patrio ardimiento”[1]. Este texto fue encontrado en los archivos de la familia Aycinena[2] y había sido redactado en agosto de 1821 (semanas antes de la “independencia”) en la Casa Señorial de esa élite familiar.[3] En su redacción participaron los hermanos Juan José y Mariano de Aycinena, y para darle apariencia incluyente y patriótica, habían logrado la “colaboración” de Pedro Molina, Mariano de Aycinena y José Francisco Barrundia, los tres, redactores de El Editor Constitucional. A pesar de la rivalidad que estos connotados “liberales” (llamados “cacos”) favorables a la independencia de España mantenían con esta monopólica elite familiar, las hábiles negociaciones del tercer marqués de Aycinena[4] habían logrado cooptarlos.
“El objetivo principal del Plan Pacífico era crear condiciones políticas adecuadas para que las mismas autoridades del Reino de Guatemala fueran las que decidieran
la separación en forma pacífica de la Monarquía española y solicitaran ayuda militar a sectores conservadores y al alto clero de México, encabezados entonces por Agustín de Iturbide, para garantizar la continuidad del sistema económico, político y social que hasta entonces había imperado.”[5] El objetivo sintonizaba a la perfección con la condición hegemónica de la familia Aycinena que monopolizaba el comercio en Centroamérica.
En el contexto socioeconómico de inicios del siglo XIX, la dinámica política se centraba en “…las diferencias entre las oligarquías de las provincias y la de la capital, en especial la de los poquiteros salvadoreños y los ganaderos nicaragüenses enfrentados a los grandes comerciantes guatemaltecos. Dicho antagonismo fue la causa principal de las sublevaciones de 1811 en San Salvador, León y Granada; la Conspiración de Belem en 1813; y la Sublevación de 1814 en San Salvador, que fueron reprimidas y apaciguadas por los que en 1821 promoverían la Declaración de Independencia.”[6] La familia Aycinena estaba consciente que los añileros de San Salvador y los criadores de ganado vacuno de Nicaragua querían cambios políticos que terminaran con el monopolio comercial chapín. Es por esta razón que se incluye en el “Plan Pacífico”, la petición de ayuda militar a Iturbide en México, ofreciéndole a cambio, anexar el Reino de Guatemala, lo cual incluía Chiapas[7]. Por eso se explica que las provincias de Centroamérica, más que la independencia de España, abogaban por independizarse de la Capitanía General.[8] Así mismo, no debe llevarnos a engaño la preocupación manifestada en el acta “oficial” de independencia[9]: “1. Que siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el congreso que debe formarse, el Sr. Jefe político la mande publicar para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo”[10] Por pueblo se entienden los ciudadanos y oligarquías de las provincias de San Salvador, León y Granada, que querían cambios políticos por sobre la independencia. La plebe –el no pueblo– solo es un aditamento ornamental, contemplado así en el acta real de independencia que se dio semanas atrás. En la segunda parte abordaremos el contenido del Plan Pacífico y otros datos “curiosos”.
[1] Al respecto, se debe al gobierno de la Reforma Liberal, la elaboración de este imaginario por medio de Ramón A. Salazar y Lorenzo Montúfar. Así mismo, fue masificado para la población estudiantil mediante los escritos de José Antonio Villacorta durante la primera mitad del siglo XX, especialmente durante la dictadura Ubiquista.
[2] Si se quiere profundizar en el conocimiento de las elites familiares oligárquicas provenientes de la colonia, se puede revisar “La Patria del Criollo” y “Guatemala: Linaje y Racismo”. Especialmente, en lo que se refiere a la familia principal: Los Aycinena. (fuentes ya comentadas en otros artículos).
[3] Casa ubicada en la época, en la 7a avenida, entre 9a y 8a calles de la actual zona 1 de la capital.
[4] El título nobiliario había sido comprado por Juan Fermín de Aycinena e Irigoyen en 1783 y el tercero y último marqués sería Juan José de Aycinena y Piñol, uno de los redactores del Plan Pacífico de Independencia y autor intelectual de la farsa.
[5] Marure, 1969:9; Vela, 1980:95. Citado en Cabezas, Horacio. Independencia centroamericana: Gestión y ocaso del “Plan Pacífico de Independencia”. Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala. Colección Monografías. Guatemala 2009. Pág. 73.
[6] Ibid. Pág. 9
[7] Agustín de Iturbide fue el emperador mexicano que había declarado el Plan de Iguala que establecía la independencia de la América Septentrional, y en la que proclamaba a México, un país soberano e independiente.
[8] Cabe reiterar el carácter despectivo del término Chapín, con el que se referían los habitantes de las provincias hacia los de la Capitanía General.
[9] Un análisis comparativo de ambas demuestra la coherencia entre una y otra. El lenguaje secreto del Plan Pacífico, se refleja en el acta oficial de independencia solo que, con corrección política.
[10] Artículo 1 del acta “oficial” de independencia que también se refleja en el Plan Pacífico.