por Toni CERDÀ
Reino Unido y la Unión Europea iniciaron este lunes en Bruselas sus esperadas negociaciones para la salida de los británicos del bloque en marzo de 2019, en un contexto de incertidumbre sobre la fragilidad del gobierno británico.
«Hoy iniciamos las negociaciones para la salida ordenada de Reino Unido de la Unión Europea», declaró el negociador europeo Michel Barnier tras recibir con un apretón de manos en la Comisión Europea a su par británico, el ministro británico David Davis.
Ambos expresaron su deseo de mantener unas conversaciones «constructivas», si bien sus primeras palabras ya dejaron entrever sus diferentes prioridades: la factura a liquidar por Londres y los derechos de los ciudadanos, para Barnier;, y el futuro marco de relaciones, para Davis.
Davis mostró su determinación a «construir una fuerte y especial relación» entre ambos, en referencia al futuro marco de relaciones, que podía incluir un acuerdo de libre comercio, y que Londres quiere negociar en paralelo al divorcio.
Por su parte, Barnier anunció que el objetivo de los 27 es hacer frente a «las incertidumbres generadas por el Brexit», para «los ciudadanos», «los beneficiaros de las políticas de la UE» y «en las fronteras, especialmente Irlanda».
Las complejas negociaciones iniciadas este lunes, casi un año después del sismo de la victoria del Brexit en un referéndum, deben conducir a la salida efectiva de Reino Unido en marzo de 2019, si los negociadores de ambos lados del canal de la Mancha no deciden prolongarlas.
– Prioridades y calendario –
Pese a sus posiciones, los británicos parecen haber aceptado el planteamiento europeo. «Las negociaciones van a empezar de acuerdo con la secuencia que había fijado la UE», destacó el canciller español, Alfonso Dastis, hecho que para un alto diplomático europeo «muestra que los ‘choques’ están bajo control».
Reino Unido quiere negociar en paralelo al divorcio la forma de las futuras relaciones con los europeos, si bien los europeos descartan hablar del futuro sin avances en sus prioridades para la separación.
La factura que debe pagar Londres por sus compromisos adquiridos con los 27, que según las estimaciones podría ascender hasta los 100.000 millones de euros, y los derechos de los cientos de miles de europeos en Reino Unido y viceversa se anuncian como los temas más espinosos.
Davis y Barnier, así como sus equipos de negociación, consagrarán esta primera jornada de discusiones a la organización práctica de las negociaciones. «Espero que podamos identificar hoy prioridades y un calendario», dijo Barnier.
El ministro británico, Boris Johnson, uno de las líderes de los partidarios del Brexit en el referéndum, mostró este lunes su optimismo respecto a un resultado «feliz» para ambos, si bien reiteró que «lo más importante es mirar hacia el futuro».
– La incógnita May –
Sin embargo, la incertidumbre respecto al resultado de las negociaciones no desaparece en Bruselas, después que la primera ministra británica Theresa May perdiera su mayoría parlamentaria en una elección anticipada convocada con el objetivo de reforzarse.
May pasó meses insistiendo en que nada frenaría su intención de reducir la inmigración y que estaba dispuesta a dejar el mercado único europeo, la unión aduanera y todas las instituciones europeas, con tal de controlar sus fronteras.
Pero el 8 de junio, los electores británicos le quitaron la mayoría absoluta en el Parlamento, su futuro es incierto, la libra no se ha recuperado del susto del referéndum de hace un año, la inflación es alta y la confianza de los consumidores cae.
«No tenemos ninguna indicación de que algo cambió en su línea», destacó el alto diplomático europeo, para quien los electores castigaron sobre todo una «mala campaña» en cuestiones especialmente internas. El incendio en una torre de viviendas en Londres debilitó todavía más la imagen de la primera ministra.
May, que en varias ocasiones dijo preferir «ningún acuerdo a un mal acuerdo» con la UE, tendrá la oportunidad de precisar sus planes a los otros 27 mandatarios en la cumbre prevista a finales de semana en Bruselas.