- La noche oficial de la Navidad guatemalteca: Para millones de personas, la Navidad “empieza” cuando se enciende este árbol.
- Más de 33 lugares en 2025: El festival ya no es solo capitalino: llegó a casi todas las regiones del país.
La noche del sábado, el Obelisco volvió a convertirse en el kilómetro cero de la Navidad guatemalteca. Miles de personas, familias enteras llegadas desde todos los puntos de la capital y municipios cercanos, se reunieron en el cruce de Reforma y Las Américas para presenciar la inauguración del Festival Árbol Gallo 2025, que este año celebra cuatro décadas de convertirse en el primer gran llamado a la temporada navideña.
Y algo parecido sucedía en al menos 30 localidades más en el interior del país, en donde el Árbol Gallo iluminó el inicio de las tradiciones navideñas chapinas, como se ha reconocido a lo largo de los últimos 40 años.
Desde horas antes del encendido, la atmósfera era la de una fiesta popular: niños con diademas luminosas, vendedores de helados, familias con termos de chocolate caliente, adolescentes buscando el mejor ángulo para sus fotos y cientos de celulares listos para capturar el instante exacto del encendido. Las avenidas, inundadas de tráfico lento, parecían avanzar al ritmo de un mismo propósito: llegar, ver y vivir el espectáculo que cada noviembre marca el inicio emocional de fin de año.
Un espectáculo que hizo vibrar
Poco después de las 19 horas, el cielo sobre el Obelisco –y lo mismo sucedía en otras plazas del país– se encendió con haces de luz sincronizados. La música subió de intensidad; un coro infantil entonó villancicos; comenzó a caer nieve artificial que provocó gritos de emoción entre los niños; y en un conteo colectivo —“¡Tres, dos, uno!”— el gigantesco Árbol Gallo iluminó la plaza con miles de luces LED que dibujaron patrones dinámicos, estrellas que giraban y una paleta de colores cálidos.

La reacción fue inmediata: aplausos, abrazos, padres cargando a sus hijos para que alcanzaran a ver mejor, cámaras en alto. Era un momento de comunión, casi ritual. Más allá del símbolo comercial, el Árbol Gallo volvió a ser lo que ha sido durante cuatro décadas: un punto de encuentro emocional para la ciudad, un respiro colectivo en medio de un país que, durante el año, vive tensiones políticas, económicas y sociales.
Alrededor del Obelisco, figuras gigantes iluminadas —renos, campanas, casitas navideñas, estrellas— extendían la experiencia. Este año, más de 24 instalaciones lumínicas se distribuyen entre Reforma y Las Américas, convirtiendo el corredor en un paseo navideño que permanecerá encendido hasta el 6 de enero de 2026.
El interior del país también celebró
Aunque el encendido principal ocurre en la capital, la celebración ya no es exclusiva de la ciudad. En Quetzaltenango, el Árbol Gallo local vivió una inauguración paralela: música, show de luces, nieve artificial y actividades programadas para familias enteras. En Escuintla, Mazatenango, Cobán, Chiquimula, Puerto Barrios y Huehuetenango, miles de guatemaltecos también se reunieron para vivir el espectáculo, convirtiendo la noche del encendido en un evento verdaderamente nacional.

En total, este año el Festival Árbol Gallo se expande a 33 puntos del país, lo que confirma su evolución: de un árbol solitario en el Obelisco en 1985 a un fenómeno cultural de alcance nacional.
Un ícono nacido en 1985
El Árbol Gallo es ya parte inseparable del imaginario guatemalteco. Todo comenzó en 1985 cuando Cervecería Centro Americana decidió instalar un árbol de unos 15 metros en la Plaza del Obelisco. Aquella primera noche reunió a un grupo discreto de familias curiosas, sin saber que estaban presenciando el nacimiento de una tradición de larga vida.
Con el paso del tiempo el árbol creció en tamaño, tecnología y significado:
• En los 90 se incorporaron juegos pirotécnicos y espectáculos musicales.
• En los 2000, la iluminación se modernizó hacia tecnología LED.
• En la última década, el concepto se expandió a múltiples sedes, convirtiendo el encendido en un recorrido navideño desde la capital hasta departamentos enteros.
Y aunque el país ha cambiado —crisis políticas, pandemias, inseguridad, nuevas generaciones— el Árbol Gallo se ha mantenido como un punto de referencia afectivo: el inicio “oficial” de la Navidad. Es tradición, memoria, y un recordatorio anual de que en Guatemala, a pesar de todo, todavía existen noches capaces de unir.

Una noche que deja algo más que un espectáculo
La edición 2025 llega con un lema que intenta capturar su espíritu: “Enciende lo mejor de ti”. Un mensaje que también parece un llamado colectivo: recuperar el optimismo, reconectar con los otros, buscar luz en medio de un año tenso.
Porque el árbol no solo ilumina el cielo. También ilumina historias: la de una abuela que cada año lleva a sus nietos al Obelisco, la de padres que trabajan todo el día y llegan corriendo al encendido, la de jóvenes que se reencuentran con amigos, la de cientos de familias que necesitan una noche de pausa para creer otra vez en los pequeños rituales que sostienen a un país.
Curiosidades del Árbol Gallo
⭐ 1. Nació en 1985: El primer Árbol Gallo se instaló en el Obelisco hace 40 años. Tenía unos 15 metros de altura.
⭐ 2. La noche oficial de la Navidad guatemalteca: Para millones de personas, la Navidad “empieza” cuando se enciende este árbol.
⭐ 3. Más de 33 lugares en 2025: El festival ya no es solo capitalino: llegó a casi todas las regiones del país.
⭐ 4. Tecnología de última generación: La iluminación actual usa más de 100 mil luces LED programables que crean figuras en movimiento.
⭐ 5. Nieve artificial: Uno de los momentos favoritos del público es la caída de nieve sintética durante la música.
⭐ 6. Un árbol que evoluciona: Cada año cambia: diseño, colores, figuras y espectáculos asociados.
⭐ 7. Encendido prolongado: Permanece iluminado hasta el 6 de enero, y en Nochebuena y Año Nuevo permanece prendido hasta las 5:00 a.m.
⭐ 8. Emblema cultural guatemalteco: Pese a ser un evento patrocinado, se ha convertido en una tradición afectiva y casi patrimonial para los guatemaltecos.
