EN LA JUGADA | La esperanza de los aficionados guatemaltecos es admirable


Si tomamos en cuenta que Guatemala jamás ha asistido a una Copa del Mundo mayor y que las posibilidades siempre han sido escasas o nulas, salvo par de ocasiones en las que se estuvo medio cerca, es lógico y hasta necesario que la expectativa esté por las nubes.


Hugo Castillo Aragón

La semana pasada se hizo viral el proceso de venta de las entradas para los partidos de eliminatorias contra Panamá y Surinam y tal proceso nos entregó imágenes imperdibles en donde resalta, principalmente, la pasión de los aficionados que sin importar nada hicieron su cola durante varias noches en lo que puede describirse como un masoquismo futbolístico.

Si tomamos en cuenta que Guatemala jamás ha asistido a una Copa del Mundo mayor y que las posibilidades siempre han sido escasas o nulas, salvo par de ocasiones en las que se estuvo medio cerca, es lógico y hasta necesario que la expectativa esté por las nubes.

Y para terminar de hacerlo dramático, como para producir un documental de Netflix, los boletos se venden de forma presencial, con colas interminables y con desórdenes incluidos cuando en la mayor parte de este planeta el proceso de venta de boletos para eventos masivos se hace de forma digital donde el aficionado adquiere su entrada, escoge su asiento y se presenta el día del partido sin mayores inconvenientes.

Pero es Guatemala, la tierra de las promesas vacías, ya que esto lo hemos visto en los últimos 50 años porque nadie absolutamente nadie piensa en la experiencia del aficionado que con muchos sacrificios mantiene la ilusión y apoya con amor genuino.

Creo que los que nos dedicamos a opinar o a intentar llevar puntos de vista diferentes también pecamos de ingenuos cuando tratamos de analizar a los aficionados, los encasillamos como portadores de una pasión desmedida y es todo lo contrario, porque muy dentro de su alma saben que la situación es difícil, que las probabilidades de clasificar dependen de dos partidos contra equipos bien conformados y que si no se logra la vida sigue, al día siguiente hay que trabajar, pagar impuestos y esperar a que el equipo de todos vuelva en algún momento.

Pero no podemos pasar por alto que lo que menos importa a los dirigentes es lo que siente el aficionado, que quiere o que espera, eso pasa solo en realidades desarrolladas. Acá se venden los boletos en la calle para un estadio con aforo limitado, además se pisotea de esa manera la dignidad de las pocas personas que aún creen.

Llega la hora de la verdad en estas eliminatorias que han tenido más cosas buenas que malas en el aspecto deportivo, y como pocas veces se depende solo del equipo nacional no de otros factores, ya que dos victorias darían la clasificación a un mundial en el que Guatemala jugaría de local por el apoyo de nuestros compatriotas que viven en Estados Unidos.

Dice un amigo que tiene más miedo a Surinam que a Panamá en los dos partidos que se deben solventar, pero creo que simplemente hay que disputarlos y aunque el equipo de Luis Fernando Tena ha jugado mejor de visita que de local tiene todas las condiciones para aprovechar esta oportunidad que no se ha dado anteriormente.

La selección que más cerca había estado fue en las eliminatorias rumbo a Alemania 2006 que dirigía Ramón Maradiaga, en la que teníamos a un Carlos El Pescado Ruiz en plenitud de condiciones y a figuras que hoy no están a la mano del seleccionador, y que añoramos como Gonzalo Romero, Guillermo Ramírez, Dwight Pezzarossi, Mario Rodríguez, Juan Carlos Plata, entre otros.

Esa fue una eliminatoria especial por el nivel que demostró la selección, pero no se sostuvieron algunos resultados que eran clave para la clasificación lo que queda como una nube negra sobre ese equipo que dejó un buen sabor de boca y hoy se recuerda de manera especial.

Cuando estamos a pocos días del primer partido de la última jornada eliminatoria la tensión y la ansiedad se apoderan de los aficionados que se aferran a lo que sea para mantener la ilusión intacta, pero sabemos que no es fácil, nunca ha sido fácil, siempre ha sido cuesta arriba, siempre sufriendo. hugocastillo68@gmail.com


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