Marineros se lucen en la casa de los Tigres

  • Después de un diluvio que provocó un retraso de casi dos horas, el Comerica Park vio cómo Seattle emergía con una ofensiva letal para imponerse 8-4 sobre Detroit, tomando ventaja 2-1 en la serie.

En el tercer inning, la ofensiva de Seattle se activó. J.P. Crawford conectó un sencillo que aprovechó un error en el jardín izquierdo de Riley Greene para abrir el marcador. Luego, Randy Arozarena añadió otro sencillo que impulsó una carrera más, poniendo 2-0 arriba a los Marineros.

En la cuarta entrada, Seattle continuó capitalizando. Eugenio Suárez conectó un jonrón solitario que elevó la ventaja a 3-0, y más tarde Cal Raleigh impulsó otra con un sencillo, extendiendo la ventaja a 4-0.

Detroit apenas respondió: en el quinto, Dillon Dingler anotó tras un out forzado, recortando la diferencia a 4-1.

En la sexta entrada, J.P. Crawford volvió a aparecer en escena, esta vez con un jonrón solitario que puso el score 5-1 en favor de Seattle.

Ya en el octavo inning, Seattle añadió más daño: Crawford remolcó otra carrera con un fly de sacrificio, ampliando a 6-1. Más tarde, en la novena entrada, Cal Raleigh conectó un jonrón de dos carreras que puso la cifra definitiva de 8-1.

Detroit intentó una pequeña remontada en el cierre: Spencer Torkelson conectó un doble de dos carreras, y Andy Ibáñez sumó otra, para acercar el marcador a 8-4. Pero no fue suficiente.

En el montículo, Logan Gilbert trabajó seis entradas sólidas para Seattle, permitiendo solo una carrera, y fue bien respaldado por su bullpen. Detroit arrancó con Jack Flaherty, quien soportó el embate ofensivo y fue retirado tras 3.1 innings concediendo cuatro carreras (tres limpias).

Lo que más golpeó a Detroit fue la eficacia ofensiva de Seattle. No se sintieron intimidados por jugar en casa del rival tras las primeras dos series. Aprovecharon errores del rival (como el de Greene) y conectaron en momentos clave: jonrones, sencillos oportunos, flys que convirtieron outs en carreras. Un ataque completo, distribuido, que no dependió de un solo bateador.