- El sencillo impulsor de Zach McKinstry en la 11ª entrada marcó la diferencia para que Detroit tomara ventaja de 1-0 en la Serie Divisional de la Liga Americana al ganar 3-2.
En una noche llena de dramatismo en el T-Mobile Park, los Tigres de Detroit demostraron que llegan a la postemporada con hambre y carácter.
Tras un duelo intenso que se extendió hasta la undécima entrada, un sencillo impulsor de Zach McKinstry rompió el empate y guió a los visitantes a una valiosa victoria de 3-2 sobre los Marineros de Seattle, tomando así la delantera en la Serie Divisional de la Liga Americana (SDLA).
El encuentro fue un duelo de pitcheo desde el inicio. Troy Melton mantuvo a raya a los bates de Seattle durante las primeras entradas, mientras que George Kirby respondió con autoridad desde la lomita para los Marineros. Ambos equipos intercambiaron golpes leves hasta que en la cuarta entrada, un doble de Julio Rodríguez abrió el marcador para los locales.
Detroit reaccionó en la sexta con un imparable de Riley Greene que impulsó la carrera del empate, y desde entonces el juego se convirtió en una batalla de bullpen. Ni los relevistas de Seattle ni los de Detroit cedieron terreno, llevando el suspenso hasta los extra innings.
Ya en la 11.ª, con dos outs y un corredor en posición de anotar, Zach McKinstry conectó una línea sólida al jardín derecho que permitió la carrera de la ventaja. El cerrador Alex Lange se encargó de la parte baja del inning, dominando a los últimos tres bateadores para asegurar la victoria y silenciar al público en Seattle.
Detroit mostró carácter y profundidad
Los Tigres confirmaron que su clasificación a playoffs no fue casualidad. Supieron responder en un ambiente hostil, con un bullpen sólido y una ofensiva que apareció en los momentos decisivos. McKinstry, un jugador de rol, se convirtió en el héroe inesperado, símbolo del espíritu colectivo del equipo.
Seattle desperdició oportunidades
Los Marineros tuvieron varias ocasiones para definir el encuentro antes de los extra innings, pero dejaron a corredores en base en momentos clave. La falta de contundencia con hombres en posición de anotar (especialmente en el octavo y décimo inning) fue determinante.
El bullpen de Detroit fue la clave
El relevo de los Tigres trabajó con temple. Lange y compañía controlaron el tráfico en base, sin permitir daño en los innings extras. Su consistencia contrasta con la ligera inestabilidad del bullpen de Seattle, que terminó pagando caro un error de colocación en la 11.ª.
McKinstry, el héroe inesperado
Zach McKinstry no es una de las figuras mediáticas de Detroit, pero su bateo oportuno recordó que en postemporada los héroes pueden surgir de cualquier parte. Su sencillo no solo rompió el empate, sino que también cambió el pulso anímico de la serie.
