| En un país en donde hacen falta muchas cosas y en muy pocas ocasiones se recibe algo regalado, la búsqueda de espacios de juerga gratuita, no solo son esperados sino muy apreciados. Si no, ¿Cómo explicar que el principal paseo de los guatemaltecos sea el ir al centro comercial o al supermercado, aunque no se compre nada? Como dijo Humberto Ak’abal: “En este país pequeño todo queda lejos: la comida, las letras, la ropa”. |
José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)
Pasados los festejos de la llamada fiesta patria, nos queda un vergonzoso saldo de desechos, molestias, enojos y heridos, que nunca deberían ser producto de una celebración cívica. Todo mundo culpa a los jóvenes de este libertinaje, sin tener que lamentar, hasta ahora, caudas mortales, cosa que considero es muy factible, si continúan subiendo de tono estos deplorables excesos.
- ¿Es válido censurar a quienes celebran de esta manera la Independencia?
- ¿Son únicamente ellos los que tienen la culpa?
- ¿Cuáles podrían ser las verdaderas causas del desfogue?
En el curso de Ciencia Política que imparto en la USAC, hemos tocado varios temas y enfoques, destacando teorías como la de Giancarlo Pasquino sobre lo que se conoce como “comportamentismo”: un enfoque que insiste en la necesidad de observar y analizar los comportamientos concretos de los actores políticos (conscientes e inconscientes) sean estos individuos, grupos o movimientos; permanentes, temporales o efímeros. También hemos estudiado todas las disciplinas que aportan y fortalecen el análisis del sistema político: En primer lugar, la Historia, la sociología, la antropología política; pero fundamentalmente, la psicología social y el marketing político.
Para contestar las interrogantes planteadas se debe observar, como premisa, la inutilidad de tratar de convencer sobre una falsa independencia a las mayorías que no tuvieron el privilegio del estudio científico, pero, sobre todo, desconocen la verdad histórica. Esto no diluye, por supuesto, la obligación ética y académica de quienes enseñamos a jóvenes y adultos, para insistir sobre estos temas.
Otro elemento explicativo es que las fiestas patrias, como pomposamente las bautizaron las élites (y sus difusores), es algo inoculado en la población desde hace mucho. No en balde el Ministerio de Educación siempre ha estado en manos de tecnócratas de un grupo de empresarios, quienes vigilan al ente encargado de reproducir los imaginarios sociales “convenientes”, tal como la romántica narrativa en torno al “henchidos de patrio ardimiento”.
Hay que señalar, además, la precariedad que agobia a las grandes masas en Guatemala, siendo estos breves espacios de distracción, un destello en el que padres e hijos encuentran una efímera alegría; aunque esta asuma formas desbocadas.
¿Qué patojo o patoja no goza con hacer ruido y relajo? Mojarse sin que los reprendan, reunirse con otros jóvenes para lanzar bolsas de agua y jugarse todo tipo de bromas; aprovechar el momento para cantinear a la patoja que normalmente no ven fuera del tiempo de clase o recreo escolar y, de alguna forma, descargar la frustración de sus condiciones materiales de existencia. La aparición de bolsas con hielo para causar daño, no es casualidad, es una peligrosa estrategia para generar caos y miedo.
A todo lo anterior se debe agregar queestudiar en el deteriorado sistema público es de por sí deprimente, pues la opción fue impuesta por la necesidad y no por elección. En este sentido y en un contexto de tantas carencias, por lo menos en los albores del 15 de septiembre se lavan los baños de las escuelas, aunque carezcan de agua en las tuberías, instalan tambos del vital líquido (gracias a la lluvia) ya que no alcanza para pagar las pipas de camión. La falta de pupitres continúa y los pocos que hay no sirven, pero ¿quién piensa en estudiar, si son fechas de jolgorio por la patria
Para los pobres, diciembre se pasa en el barrio o asentamiento, al igual que Semana Santa; en cambio, la fiesta patria, permite el despelote generalizado, sin el férreo control de los padres o encargados que, en otros casos, no son tan laxos para dar permiso a que sus hijos anden en la calle sin supervisión.
Sin perjuicio del ineludible control que debe implantarse y las sanciones a los trasgresores ¿La censura debe enfocarse solo en quienes al final resultan siendo víctimas de una estructura de desigualdad social y económica? Jugar a ser felices con tan poco resultó en lo que ahora lamentamos, pero volteemos a ver al verdadero culpable: ¡¡El sistema!!
LEE ADEMÁS:
