- En los últimos días de la Vuelta a España 2025, varias etapas se vieron afectadas por protestas políticas pro-palestinas que motivaron neutralizaciones, recortes de recorrido, alteraciones de la seguridad, y finalmente la cancelación de la etapa final en Madrid.
Estas protestas venían dirigidas, en parte, hacia la participación del equipo Israel-Premier Tech.
La Unión Ciclística Internacional, UCI ha adoptado una postura clara ya que rechaza que el ciclismo (y el deporte en general) sea usado como herramienta de castigo o como escenario para manifestaciones que interrumpan la competición, y defiende la neutralidad política. También insiste en que la seguridad de los participantes sea prioritaria.
No obstante, la situación en la Vuelta a España demuestra que declararlo no basta, hay desafíos concretos de logística, coordinación con autoridades, protección del libre paso, y definición de protocolos ante manifestaciones grandes. Cómo evolucione la política de la UCI tras estos eventos podría ser decisivo para el ciclismo internacional.
Neutralidad política del deporte
En sus comunicados, la UCI recuerda la obligación de neutralidad política de las organizaciones deportivas integrantes del Movimiento Olímpico. Según su postura, los grandes eventos deportivos deben “trascender diferencias y divisiones” y mantener un espíritu unificador y de diálogo.
Seguridad para los ciclistas
También ha subrayado que los/as corredores/as deben poder desarrollar las competiciones “en condiciones óptimas de seguridad y serenidad”. Las protestas que ponen en riesgo la integridad física del pelotón o de otros miembros del convoy de carrera son particularmente problemáticas desde su punto de vista.
Deporte no como herramienta de castigo
La UCI afirma que el deporte —y en particular el ciclismo— “debe ser instrumento de unión, no una herramienta de castigo”. Es decir, se opone a que haya sanciones, exclusiones o medidas disciplinarias basadas en presiones políticas externas o manifestaciones que, aunque sean sociales o políticas, trascienden el ámbito técnico deportivo.
Compromiso con independencia y autonomía del deporte.
En su declaración, la UCI reafirma que el deporte debe mantenerse independiente de influencias políticas, manteniendo la autonomía en decisiones sobre qué equipos participan, con qué condiciones, etc.
La posición de la UCI no está exenta de críticas o de generar tensiones, tanto dentro del pelotón como entre organizadores y autoridades:
Algunos consideran que aunque la UCI condene las protestas, en la práctica no ha ofrecido soluciones operativas claras para evitar interrupciones, recortes o neutralizaciones. Hay debates sobre hasta qué punto se puede o debe “proteger” un equipo ante manifestaciones masivas, especialmente si existe un riesgo para la seguridad.
También se cuestiona si la UCI debería tener mecanismos más fuertes para decidir sobre la exclusión de equipos si la participación de éstos desencadena regularmente problemas de orden público, aunque esto choque directamente con sus principios de neutralidad.
Desde ya, varios ciclistas manifestaron temor de que las protestas se repitan, y plantean que la UCI colabore más con organizadores, fuerzas de seguridad y autoridades locales para prevenir incidentes.
La posición de la UCI tiene sentido dentro de su rol institucional: debe velar por que el deporte mantenga estándares de imparcialidad, seguridad y continuidad. Pero hay una tensión evidente:
Neutralidad política vs. responsabilidad práctica: ¿hasta qué punto puede la UCI limitar la influencia de factores políticos externos sin pasar por alto situaciones reales de riesgo?
Derechos de manifestación vs. integridad de competición: ¿cómo compatibilizar manifestaciones legítimas, especialmente cuando los protestantes apelan a causas humanitarias, con la necesidad de proteger corredores y organizadores?
Prevención vs. reacción: parece que muchas de las acciones de la UCI han sido reactivas (condenar después de los hechos, exigir neutralidad tras interrupciones) más que preventivas.