
Son 68 años en donde ha pasado de todo, el país ha cambiado, y el deporte ha dado pocas satisfacciones, en especial el fútbol que, a pesar de su popularidad, navega siempre en aguas turbulentas…»
Hugo Castillo Aragón
La selección nacional de fútbol y las eliminatorias mundialistas no han tenido una relación para nada positiva desde que la azul y blanco debutó en unas eliminatorias en 1957 cuando se intentó clasificar a Suecia 1958, el mundial donde deslumbró un genio llamado Pelé.
Desde ese año, que tuvo hechos relevantes porque la Unión Soviética lanzaba al espacio el Sputnik 1 hasta nuestros días en donde la inteligencia artificial avanza demoledoramente, el fútbol de este país nunca ha celebrado clasificar a una Copa del Mundo mayor, aunque selecciones menores y el futsal si lo han conseguido.
Son 68 años en donde ha pasado de todo, el país ha cambiado, y el deporte ha dado pocas satisfacciones, en especial el fútbol que a pesar de su popularidad navega siempre en aguas turbulentas y con la palabra esperanza como bandera.
Han pasado 17 eliminatorias mundialistas, en unas se ha estado más cerca que en otras y hemos visto pasar generaciones de grandes jugadores que nunca lograron dar el gran salto y sellar esa clasificación que se ha convertido en una especie de obsesión.
Recuerdo que conversábamos entre colegas sobre qué pasaría primero para Guatemala, ganar una medalla olímpica o clasificar a un mundial y la historia ya la conocemos todos porque en el 2012 Erick Barrondo ganó presea de plata en la prueba de marcha, 20 kms. y con eso se adelantó en aquella interrogante.
Como periodista, editor de una sección deportiva por más de 20 años, nos acostumbramos a colocar titulares de derrota y aquellas fotos que tenían forma de pesadilla en donde los jugadores salían cabizbajos luego de cada eliminación.
No se pudo, se acabó, la esperanza por los suelos, fracaso, etc., eran titulares que aún resuenan en el ambiente como recordatorio que tenemos una estructura deportiva con errores garrafales de fondo y, sobre todo, ligas que producen pocos jugadores.
Se dice que la generación de Guatemala que ganó el campeonato Norceca de 1967, lo que hoy es la Copa Oro, tenía para clasificar al mundial de México 70, pero la azul y blanco se quedó a la orilla en la primera ronda y nunca tuvo posibilidades reales a pesar de contar con la que es quizá la generación dorada de nuestro futbol.
Creo que la generación de Carlos El Pescado Ruiz también tuvo para trascender porque la lideraba el que es considerado el mejor jugador guatemalteco de todos los tiempos, pero se topó con una hexagonal final rumbo a Alemania 2026 con ticos, norteamericanos y mexicanos en buen momento.
Esa eliminatoria trajo mucha esperanza y revitalizó la pasión por la selección, pero se volvió a naufragar no sin antes vivir partidos de mucha intensidad en ese entonces de la mano del técnico hondureño Ramón Maradiaga, quién por cierto brilló como jugador en el mundial de España 82 cuando Honduras enfrentó a España, Irlanda del Norte y Yugoslavia.
Mientras tanto, El Salvador clasificó dos veces, Costa Rica avanzó aceleradamente y cuenta en su palmarés con 6 participaciones y también jugó el quinto partido antes que México, Honduras ha ido 3 veces y como para mi Panamá si es de Centroamérica se le contabiliza 1 participación.
No podemos estar más a la zaga en el área porque solo queda Nicaragua, que es una potencia, pero de beisbol, en una situación que para revertirla se necesita mucho trabajo, pero no solo de un entrenador y un grupo de jugadores, sino de la estructura completa.
Y para que nos demos cuenta de que no solo es de traer un entrenador brillante o consagrado, por esta tierra han pasado todo tipo de técnicos extranjeros y nadie ha logrado dar ese paso, incluso aterrizó por acá Carlos Salvador Bilardo, campeón del mundo en 1986 y no paso nada, absolutamente nada.
Pero la esperanza se mantiene intacta y cada cuatro años la afición vuelve a creer, la gran mayoría, por cierto, y cuando estamos a las puertas de las eliminatorias rumbo a Estados Unidos, México y Canadá 2026 queda esperar lo que pase en el grupo más complicado de todos porque tenemos como principal rival a Panamá, la selección con más evolución en los últimos tiempos.
Guatemala peleará, de eso no hay duda y con Luis Alfredo Tena, un técnico muy competitivo, que tiene en su palmarés haber ganado una medalla de oro olímpica con México, se puede aspirar a quedar muy cerca o a clasificar porque tiene jugadores interesantes que ha sabido conjuntar y que le han dado una buena personalidad a su equipo.
Volvemos a creer, volvemos a pensar en cómo sería escuchar nuestro Himno en una Copa del Mundo, pero como siempre, es mejor tener los pies en la tierra ya que enfrentamos a un rival muy complicado: la historia. hugocastillo68@gmail.com
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