La fórmula de nacionalizar no es del agradado de una gran mayoría, aunque se trate de figuras de enorme valor y, como en mi caso, prefiero ir a la guerra con puros guatemaltecos y si toca morir, hacerlo bajo los colores de nuestra bandera».
Hugo Castillo Aragón
Durante la semana pasada se hizo notar de forma viral en las redes sociales y en medios de comunicación la intención del Congreso de la República de promover una iniciativa para nacionalizar a dos jugadores a petición del técnico mexicano Luis Fernando Tena, para que jugaran durante las eliminatorias mundialistas que inician en breve.
Varios diputados, pero también periodistas, con lágrimas en los ojos lamentaron que el pleno no pasó tal iniciativa catalogada por muchos como una ocurrencia pero que no debe tomarse a la ligera ya que somos muchos los que creemos que se debe jugar solo con jugadores nacidos en este país.
Este tema tiene mucha tela que cortar y se ha debatido en todo el mundo, principalmente en países que recurren constantemente a nacionalizar jugadores para sus selecciones que en muchos casos como en Guatemala, obedece a la pobre producción de jugadores.
Sin ir muy lejos, el país de Tena es uno de los que más pone en el debate la nacionalización y han tenido a varios extranjeros vistiendo la camisola de uno de los países más nacionalistas del planeta con resultados que realmente no son extraordinarios.
Que un país como Guatemala con más de 17 millones de habitantes no llegue a poner en la cancha 11 jugadores más o menos competitivos es una realidad con la que se ha convivido desde siempre, pero lo más dramático es que los protagonistas están allí, pero nadie los busca.
En Guatemala hemos tenido nacionalizados jugando en la selección, por ejemplo, al argentino José Emilio Mitrovich en los años 70, un gran delantero, goleador como ninguno y de enormes características, un verdadero crack como se dice en el ambiente futbolístico, que fue grande principalmente con Municipal.
Creo que se trata de uno de los extranjeros que más dejaron llena la retina de los aficionados, pero Guatemala no fue ni más ni menos en esos años, siguió peleando por una clasificación que aún buscamos hoy en día cuando estamos a las puertas de la Copa del Mundo de Estados Unidos 2026.
La fórmula de nacionalizar no es del agradado de una gran mayoría, aunque se trate de figuras de enorme valor y como en mi caso, prefiero ir a la guerra con puros guatemaltecos y si toca morir, hacerlo bajo los colores de nuestra bandera, así de simple.
En el caso del Congreso, se trató de un grupo de diputados con más intención política que otra cosa para congraciarse con sus supuestos electores ya que no es muy común que la clase política le entre al deporte con la idea de mejorar y hacer cambios radicales en una estructura que debe ser revisada.
Me parece que los diputados ponentes vendieron mal la iniciativa porque era mejor decir que por esta vez se nacionalizarían dos jugadores, pero que para el futuro iniciarían una cruzada sin precedentes para que los equipos de Liga Nacional y Primera División, principalmente, se comprometieran a producir jugadores, pero también a darles oportunidad como sucede en muchos países.
Hasta la saciedad se ha dicho que la sobrepoblación de jugadores extranjeros en nuestras ligas impide el desarrollo de los propios ya que los que vienen en la mayoría de los casos no son muy diferentes a los nacidos acá, y en parte hay razón, ya que se debería promover que en los equipos de la Liga Nacional solo se inscriban 2 extranjeros y el resto, puros guatemaltecos.
Quedará para Luis Fernando Tena, quien en entrevista con el periodista Luis Solares, aseguró que pidió a los dos jugadores extranjeros desde hace un año, ir a la batalla con lo que tiene y sacar el máximo provecho de una generación que no es mala, con el agregado que ha podido disponer de figuras con sangre guatemalteca que viven en países como Estados Unidos y que le han rendido muy bien.
La eliminatoria esta acá y volvemos a sufrir porque Guatemala jamás ha ido a una Copa del Mundo y siempre nos hemos quedado o lejos o medianamente cerca. Ojalá esta sea en la que se cumpla el gran sueño futbolero.
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