- Cuando se consuma el ecocidio en el Bosque El Acueducto, que fue propiedad de Roberto de la Rosa, la indignación de algunos se manifiesta. Este es un poema alusivo.
Roberto de la Rosa fue el propietario durante muchos años del Bosque El Acueducto en la zona 10 capitalina, destruido totalmente para desarrollar un proyecto de apartamentos. sus amigos no creen que Roberto haya estado de acuerdo con botar los árboles que constituían un pulmón de oxígeno para la ciudad.
El licenciado en arte Jhonny Corado, Ex-alumno y amigo de Roberto de la Rosa, describe que «en sus años mozos fue un pianista entregado que viajó por el mundo; lo conocí en sus últimos años laborales como director del Departamento de Arte, de la Facultad de Humanidades, conocido por sus ideas musicales estrambóticas», además de ser siempre un amante de la naturaleza.
Narra también que «entre querido y odiado, con su carácter complicado logró congelar en el tiempo su amada «Villa Lolita» (en honor a su madre) en el mero centro del capitalismo guatemalteco (déjenme llamarle así a la zona 10, vaya)»
Foto: Roberto de la Rosa.
Añade que «sin darse cuenta, se convirtió en guardián de un espacio lleno de vida, cuenta cada historia de su negación a las ofertas más suculentas de todo tipo de proyectos de la gente que solo mira edificios, centros comerciales, apartamentos, etc. Donde él solo quiso su casita de madera, su pila estilo colonial (que limpiaba cada celebración del día de la madre), sus amadas plantas, y ese su lugarcito donde tuvo su piano pródigo, unos vinitos y el recuerdo de vidas que amó en el pasado:
Y dedicado a Roberto de la Rosa, Jhonny Corado escribió este poema, que publicamos por el mensaje que transmite en una época en el que poco se respeta el medio ambiente.
Díganle
Dígale a su hermano
que vendió el terreno.
A ver si encuentra una forma
de no romperle el corazón
cuando le cuente que
botaron todo lo que amaba.
Díganle, todos ustedes, cómplices,
que la Villa Lolita ya no está.
Que lo destruyeron todo,
incluyendo la pila que lavaba cada año,
recordando a su mamá.
Vayan a mostrarle, si se atreven,
ustedes del INAB, del MARN
y ustedes de la Corte,
todos ustedes junto con Irantu,
díganle al guardián del bosque
que talaron los árboles.
Si, incluyendo el enorme pino
y las dos palmeras
junto a la casa del piano;
los que miraba con orgullo y respeto
porque estaban ahí,
antes de que él naciera.
Ustedes del Faroal, díganle pues,
a quien conocía muy bien su bosque,
que solo habían ratas,
como lo declaran en su dizque «estudio».
Pero vayan de verdad,
toditos, como buenas personas que son
Y díganselo mirándolo a los ojos.
A ver si pueden, sin bajar el rostro
y esconder la mirada.
Tengan al menos el valor
de decirle lo que han hecho.
Y ustedes, defensores
de la propiedad privada,
demuestren que de verdad les interesa,
y busquen al dueño del terreno:
pregúntenle los sueños
que le cortaron junto
con cada uno de sus árboles.
Jhonny Corado
Licenciado en arte
Ex-alumno y amigo de don Roberto de la Rosa
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