¡Atascados! ¡Atorados! ¡Atrapados!… 25 años sin solución al tráfico


Calle Martí, ¡atorados!… Bulevar Liberación, ¡atascados!… Calzadas Roosevelt, San Juan y Aguilar Batres, ¡inmovilizados! 20 calle y Próceres, ¡a vuelta de rueda!… Centro de la ciudad, calles y avenidas de cualquier zona en horas pico, ¡dolor de cabeza!… carreteras a El Salvador, Mixco y Amatitlán, ¡sufrimiento! Ese es el escenario diario del tráfico en la Ciudad Capital y sus alrededores. (Compártelo)


Hace poco más de una década, Amilcar Montejo, vocero vial de la Municipalidad capitalina, en el inicio de un nuevo año, daba como solución al incremento del tránsito en la ciudad, salir 15 minutos más temprano.  Eso se repitió por varios años, hasta que desistió de aquella recomendación.

La Ciudad de Guatemala enfrenta una crisis de movilidad que se agudiza año tras año y se traslada a los municipios vecinos de Mixco, Villa Nueva, Santa Catarina Pinula, San José Pinula y Fraijanes, dejando a los habitantes y trabajadores del área metropolitana en una frustrante batalla diaria con el tráfico por falta de opciones de transporte público eficiente.

Con cerca de 3 millones de personas movilizándose diariamente en transporte público o privado, la capital guatemalteca se paraliza en las horas pico, especialmente en rutas de entrada y salida hacia las llamadas ciudad dormitorio. Los tiempos de traslado oscilan entre dos y cinco horas diarias, lo que no solo afecta la calidad de vida, sino que también reduce significativamente la productividad económica del país.

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Esta es una imagen cotidiana en la ciudad de Guatemala y sus alrededores, décadas sin solucionar el problema de fondo por parte de la Municipalidad de Guatemala.

Pero también en los recorridos cortos dentro de la ciudad el drama es persistente.  Una distancia de 2 kilómetros entre un punto y otro puede tomar hasta una hora en puntos no del todo atorados por el tráfico, porque de lo contrario, el tiempo es mayor.

Comparación con otras metrópolis

Mientras ciudades como Bogotá, Medellín o Ciudad de México han implementado sistemas masivos de transporte como metros y trenes ligeros, Guatemala sigue anclada en un modelo de buses articulados como el Transmetro, que, aunque funcional en ciertas áreas, es insuficiente para la creciente demanda.

Proyectos como el MetroRiel o un metro subterráneo han sido recurrentemente anunciados, pero permanecen estancados en fases de estudio y promesas políticas sin resultados tangibles.  Ante la parálisis que muestra la Municipalidad capitalina y las de las ciudades circunvecinas, ha tenido que ser el Ejecutivo el que da el primer paso y en el Presupuesto 2025 se contempla una inversión inicial de Q1 mil 200 millones para principiar estudios y arrancar con el proyecto, el único que podría dar una solución real para el tráfico de vehículos y transporte de pasajeros en Guatemala.

En el contexto latinoamericano, varios estudios y análisis han destacado las limitaciones de la movilidad en Ciudad de Guatemala frente a otras capitales. Según el «Índice de Tráfico Global de TomTom», Guatemala presenta una congestión superior al promedio de la región, con tiempos de desplazamiento que pueden duplicar o triplicar los previstos debido a la falta de infraestructura adecuada y un sistema de transporte colectivo ineficiente

Falta de transporte y consecuencias

El transporte colectivo actual, integrado principalmente por el incompleto Transmetro, débilmente complementado con buses públicos y privados, es deficiente en términos de cobertura, seguridad y regularidad. Esto obliga a miles de personas a depender de vehículos particulares –automóviles y cada vez más motos–, incrementando la saturación de las vías.

Según Emetra, el parque vehicular diario asciende a 1.2 millones de automóviles, una cifra alarmante que evidencia la falta de alternativas viables para la población que, además, ha tenido que buscar en las motocicletas la solución a sus problemas, pero afectando la movilidad en la metrópoli.

Expertos en temas sociales destacan que el nivel de atascos que hay en la región metropolitana, afectan directamente la salud de las personas, por el alto estrés que se produce pasar entre 3 y 6 horas diarias en el automóvil, con un impacto negativo también en la vida familiar de los vecinos.

Además, el impacto ambiental de este modelo de movilidad es considerable, con altos niveles de contaminación que empeoran la calidad del aire y la salud pública. A esto se suman las pérdidas económicas: según diversos estudios de organismos internacionales, el tiempo perdido en el tráfico cuesta millones de quetzales en productividad al país.

¿Qué ha hecho la Municipalidad?

Aunque la Municipalidad de Guatemala ha presentado propuestas como ciclovías, el sistema «Tu Bus», y el Aerómetro –en planificación a pesar de las dudas que genera y hace suponer que se trata de un negocio, más que una solución– , la implementación ha sido lenta y fragmentada.

El alcalde Ricardo Quiñónez lleva en el cargo desde la muerte de Álvaro Arzú en 2018, pero desde 2008 es miembro de la corporación municipal. Sed limitado a seguir con la tendencia que dejó su antecesor: maquillar la ciudad y no atender los problemas de fondo, entre ellos el del tráfico y falta de un eficiente servicio de transporte público.

Han sido más de dos décadas de un crecimiento vehicular, sin que se vea una planificación con una meta establecida, más allá de salir más temprano cada año y pasar más tiempo atorados en el tránsito.

Las ciclovías, por ejemplo, cuentan con apenas 30 kilómetros de extensión y no logran integrarse adecuadamente con otros sistemas de transporte. El Aerómetro y el MetroRiel, aún están lejos de ser una realidad.

Por otro lado, las críticas apuntan a la falta de planificación y visión estratégica, a pesar de que se trata de la misma administración edil, iniciada en el 2004 con Álvaro Arzú como alcalde, hasta su fallecimiento en 2018.  Luego asumió su heredero político Ricardo Quiñónez, lo que supone dos décadas bajo una sola administración, sin encontrar más soluciones que pasos a desnivel, carriles reversibles y ahora el anunciado plan de “semáforos inteligentes”.

La ausencia de un metro o un sistema BRT (Bus Rapid Transit) eficiente genera una dependencia excesiva de automóviles particulares motos y buses sobrecargados, complicando la vida de miles de ciudadanos, particularmente de aquellos que habitan en municipios periféricos

El crecimiento descontrolado de las ciudades dormitorio, combinado con una débil planificación territorial –de la capital y los municipios aledaños–, ha exacerbado los problemas de movilidad. El desinterés político para priorizar proyectos de infraestructura de largo plazo sigue siendo uno de los principales obstáculos para resolver esta crisis.

Opinión pública y el futuro

Ciudadanos y expertos coinciden en que la inacción de las autoridades ha perpetuado una crisis que requiere soluciones integrales y sostenibles. La posibilidad de un metro subterráneo o un tren metropolitano ha sido vista como una alternativa viable, pero requiere voluntad política, financiamiento y ejecución técnica efectiva. Sin estas condiciones, la ciudad continuará atrapada en un ciclo de caos vehicular y deterioro urbano.

En definitiva, la Ciudad de Guatemala está en un punto crítico. Resolver sus problemas de movilidad no solo aliviaría la carga diaria de millones de guatemaltecos, sino que también podría transformar la capital en un espacio más habitable y competitivo en la región. Sin embargo, esto solo será posible si se priorizan las inversiones en transporte público moderno y se fomenta una planificación urbana más inteligente.

En resumen, la falta de acción por parte de las autoridades municipales y nacionales en Guatemala ha exacerbado la crisis de movilidad urbana. Sin inversiones en transporte masivo eficiente, los guatemaltecos seguirán perdiendo horas valiosas en el tráfico, con consecuencias significativas para la calidad de vida y el desarrollo económico.


Para muestra, un botón: El Transmetro nació y creció… lento e insuficiente

Esta es la historia del Transmetro, un sistema insuficiente que nunca alcanzó la dimensión que requería la ciudad:

  • Enero de 1999: Se anuncia su creación por parte del alcalde Fritz García Gallont y se hacen las primeras pruebas.
  • Enero de 2004: No es sino hasta cinco años después, que el alcalde Álvaro Arzú, en su segundo período, dice que es un proyecto “prioritario”.
  • Junio 2004: Se anuncia el fin de primera fase para diciembre, pero se incumple.
  • Octubre de 2006: Se anuncia el inicio de los trabajos finalmente con el eje-sur.
  • Febrero 2007: Inicio de operaciones del eje-sur.
  • Agosto 2020: Opera el segundo eje.
  • Diciembre 2012: Servicio llega al Centro.
  • Abril 2014 a la fecha: Inauguradas las demás líneas, pero si dar la cobertura que debiera tener un sistema de esta naturaleza.

Ane la incapacidad de las autoridades ediles y con un sistema de transporte ineficiente durante estas dos décadas, se dispara el número de automóviles y motos creando el caos gigantesco que se vive en la actualidad.


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