- Columna satírica de José Rubén Zamora, publicada como blog del periodista, en referencia a las actitudes de la fiscal general, Consuelo Porras.
- Zamora lleva detenido mas 276 días sin que el MP haya probado alguna de sus acusaciones. Él se considera que su prisión la promovieron el entonces presidente Alejandro Giammattei y la propia fiscal general.
Había una vez, en un reino llamado Gerona, una bruja llamada Conzuelo. Aunque Conzuelo había ganado poder y control sobre muchos rincones del reino, había algo que la inquietaba profundamente. Cada mañana se paraba frente a su espejo mágico, un espejo especial que tenía la capacidad de reflejar la verdad del corazón del reino. Este espejo se llamaba Guatemala.
“Espejito, espejito,” decía Conzuelo con su voz aguda, “dime, ¿quién es la más justa, firme, fuerte y pura de todo el reino?”
Pero cada mañana, el espejo respondía con una sinceridad implacable: “No eres tú, Conzuelo. Tu eres un buitre rapaz y repugnante espiritual, moral e intelectualmente. Un buitre despiadado, hambriento y cruel, vasallo de la maldad, enferma de narcisismo trastocado e invertido.”
Frustrada, la bruja intentó engañar al espejo presentando una tesis falsa. Pensaba que con palabras complicadas y términos inventados lograría impresionar al espejo y hacerlo cambiar de opinión. Sin embargo, el espejo seguía inmutable, repitiendo: “No eres tú, Conzuelo. La única imagen que puedo ver con fidelidad es la de una arpía perversa, siniestra y maligna.”
Desesperada, decidió cambiar su apariencia. Se puso pelucas de todos los colores y formas, se disfrazó de otras personas, e incluso intentó imitar a quienes consideraba rivales. Pero cada vez que se paraba frente al espejo, la respuesta era la misma: “No eres tú, Conzuelo. Ni tus pelucas, grotescos maquillajes, títulos y tesis pirateados, ni tu militancia católica de tiempos de los Borgia, ni la iglesia alcahueta puede esconder que simplemente eres una vulgar arpía criminal.”
Enfurecida, la bruja decidió que si no podía convencer al espejo con engaños, ni con disfraces, lo haría por la fuerza. Ordenó a sus monos voladores que persiguieran y atraparan a todos aquellos que consideraba una amenaza para su poder. Su objetivo era eliminar a cualquier otro ser que pudiese ser más justo, firme, fuerte y puro que ella, creyendo que, al hacerlo, finalmente el espejo tendría que escogerla a ella, siendo la única opción en el reino. Sin embargo, cada vez que sus monos voladores cumplían su misión y Conzuelo regresaba al espejo, la respuesta seguía siendo la misma: “No eres tú, Conzuelo.”