- (Frase muy utilizada para justificar que algo no se hizo o se hizo mal. Se utiliza desde que es niño y no se hizo la tarea)
Crispino Picón Rojas
Qué alboroto se armó en la antesala de la oficina de Consuelo Porras en el edificio del Ministerio Público (MP) en el barrio de Gerona, cuando ingresó una solicitud de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, más conocida como CIDH, en la que se solicitaba oficialmente una audiencia con la fiscal general, para tratar asuntos relacionados con la aplicación de la justicia en Guatemala.
Me cuentan que lo primero que pensó fue en rechazar la solicitud, bajo el argumento de que somos un ente independiente y autónomo de un país soberano y, por lo tanto, no tenemos que rendirle cuentas a nadie, menos a organismos internacionales que ya traen sus conclusiones, redactadas con anticipación.
Entonces, Consuelo Porras vociferó: ¡solamente le rindo cuentas a Dios! En ese momento,se acercó sutilmente su secretario General, Ángel Pineda, quien le dijo al oído que había que pensar mejor las cosas y que era preferible restregarles en su cara todo lo que estos bandoleros de Semilla han hecho.
Entonces ambos se fueron a la intimidad de la oficina principal para diseñar la estrategia para la solicitada reunión, en la que, pensaron, ¡debemos dejar pintados al presidente Bernardo Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera, como responsables de todos los males del país… y mostrar que nosotros somos el baluarte de la democracia!
Dicho y hecho. Ambos pusieron manos a la obra para organizar la reunión en la que la CIDH tendría la oportunidad de preguntar.
Entonces se armó la estrategia para la reunión: Estaría la fiscal Porras, pero también un montón de fiscales, para diluir un poco las preguntas y mostrar un frente amplio. Pineda, más chispudo que bonito fue quien lo propuso. Además, se decidió hacer una presentación sólida con todos los magníficos resultados de la institución en su lucha contra el mundo criminal.
Me cuentan que la Doña del MP se restregó las manos con la estrategia de Pinedita y les dijo que tuviera al día todas las estadísticas abrumadoras de la persecución penal en el país. Ambos –Porras y Pineda–sabían que la CIDH expondría su preocupación por la criminalización de que son objeto ex operadores de justicia, periodistas y defensores de derechos humanos, pero la discusión había que llevarla a nuestro propio terreno.
El día de la reunión se ubicó a los miembros de la CIDH frente al tanate de fiscales: Rafael Curruchiche (Feci); Ángel Sánchez (Delitos contra el Patrimonio Cultural); Miguel Ávila (Secretario contra la corrupción) y fiscales de Asuntos Internos, así como otros achichincles de la mera mera.
La idea quedó en abrumar con datos de todas las acciones para perseguir a extorsionadores, búsqueda y resolución de trata de personas y otros delitos por el estilo, para hacer ver que el MP está al servicio de las personas y no de los políticos de turno.
Aquellos invitados, que no tienen un pelo de tontos y por eso llevan a cabo este tipo de misiones por todo el continente, escucharon pacientemente, hasta cuando se les permitió hablar.
- Gracias por la presentación, pero queremos saber, ¿por qué se persigue todas las personas que están a favor de la lucha anticorrupción? ¿Por qué se criminaliza a personas seleccionadas? ¿Por qué los procesos están viciados? ¿Por qué promueven la suspensión de audiencias? ¿Por qué no se permite el debido proceso y se acosa de tal y cuál forma…? ¿Por qué tanta ingerencia de la Fundación Contra el Terrorismo?
Los argumentos eran contundentes.
Curruchiche trató de tener protagonismo, pero embarró todo más:
- Es qué, fíjese… lo que pasa es que todos ellos son culpables.
- ¿Y la presunción de inocencia?
- Es qué, fíjese… nosotros sabemos que son culpables.
Eso sí, mostraban números y números de casos perseguidos, pero ignorando todo lo que se ha hecho para promover impunidad en el tema de corrupción. Al ver que estaban luciendo mal, Porras tomó la palabra
- Pareciera que solo les preocupa la corrupción y no todo lo bueno que nosotros hacemos para defender el estado de Derecho, la Constitución, las leyes… Aquí los principales culpables son Arévalo y los de Semilla… ¡No hay más!
Al salir, los miembros de la CIDH tenían claro el panorama. El MP está, simple y sencillamente, en una guerra contra el Ejecutivo. La democracia en Guatemala, sigue en peligro y la impunidad vigente. Como diría Urbano Madel: – Se presagian días oscuros para el país.