| ¿Cuál será su postura desde ya? ¿Esperar pacientemente a junio de 2027 y votar por los mismos o diferentes, pero peores? Los partidos políticos y sus operadores seguirán sus mismas dinámicas, los empresarios también; el gobierno central hará lo que pueda, si lo dejan terminar. Está claro que cualquier salida no depende de ellos sino de nosotros como sociedad. ¿Recetas? No hay. Los invito a pensar y repensar al revés, sobre las formas de cambiar la inercia, lo cual, debe empezar AHORA. |
Historiador y analista político
Con cuatro meses y veinticinco días del ejercicio gubernamental, no hay que ser Einstein para saber el curso que se tomará en los próximos meses, hasta la antesala de una elección más. Por eso, cuando me preguntan sobre lo que pasará en el corto plazo, yo les repregunto si ya están en plena faena para construir algo diferente para 2027.
Entretenidos en el corto plazo, pareciera que nos encanta ser sorprendidos con más de lo mismo; o peor aún, ya nos acostumbramos a la barbarie en la que sobrevivimos.
De entrada, quienes tengan fincadas sus esperanzas en el cambio estructural del sistema político, pueden ir abandonando tan descabellada idea, porque no pasará. ¿Por qué modificar (esencialmente) un negocio que es rentable y sostenible para las élites y sus mafias?
Algunos sueñan con la reelección de Semilla, cuando ni siquiera se sabe si logrará sobrevivir como partido. Incluso estos soñadores exclaman orondos: ¡Si nos cancelan, armamos otro! Como si construir un partido fuera de soplar y hacer botellas; aún para los mafiosos que tienen la plata y todo un aparato a favor, esa faena no es poca cosa, ya no digamos para quienes lo quieran construir de forma honesta y legítima.
Otros quizá apuesten a las reformas de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) como siempre se hace después de una elección. Salvo las reformas de 2016 en condiciones políticas muy diferentes, todos estos esfuerzos de modificación terminan en lo mismo: Lluvia de iniciativas, propuestas cosméticas y gran parafernalia para no obtener nada. ¿En serio alguien piensa que podría salir algo bueno de los operadores de las plataformas electoreras (que no partidos) y que el antro de la Novena permitiría cambios que pudieran perjudicarles a futuro?
Personas que se han beneficiado del privilegio del estudio formal, increíblemente, siguen con la sempiterna pregunta: ¿Cómo cuál candidato será bueno en 2027? Su mediano plazo solo alcanza a preguntar este tipo de cuestiones. ¿Cómo pretender resultados diferentes pensando de la misma forma?
Cualquiera sabe que las candidaturas no se improvisan y mientras los que nos asumimos como progresistas y democráticos dormimos o nos manifestamos diletantes, el lado oscuro no cesa de planificar y diseñar toda clase de perversidades para garantizar que se perpetúe el latrocinio.
Espero que usted, estimado lector/a, no sea de los incautos que se traga el cuento que todo cambió, pues en columnas anteriores he demostrado que la correlación de fuerzas sigue abrumadoramente a favor de los defensores del sistema corrupto y criminal. Tímidos cambios que no hacen ninguna diferencia en el Organismo Ejecutivo y dos entes más que siguen de la mano de la oscuridad: Legislativo y Judicial; así como un enorme aparato institucional cooptado, que sigue la inercia del clientelismo, el patrimonialismo y la perversión.
Actualmente, el cotarro político se entretiene montado en un carrusel que no se despega de las siguientes narrativas:
- Denuncia perenne del fraude en la USAC sin tener un plan concreto de rescate y menos, una plataforma, movimiento o grupo, que cuente con el respaldo masivo de la comunidad universitaria ni tampoco el interés de la ciudadanía en general.
- Denuncia permanente contra la corrupción, sin que se vean resultados concretos por parte de la comisión “ad hoc” y menos, una marea ciudadana que esté dispuesta a manifestar su hartazgo. Fuera de las redes sociales, la dinámica en las calles parece no estar realmente indignada.
- Chismes a favor y en contra del gobierno, unos con alguna “carnita” y otros francamente insípidos y estultos.
- Dinámicas farandulescas sobre personajes insulsos, cimarrones y cachimbiros.
- Aunque las ligas europeas de futbol ya entraron en receso, se viene la copa América y la Eurocopa, fuente inagotable de pasiones tropicales para las criaturas del reino.
- Entretenciones diversas cuyo material lo proveen los llamados trending topics, la mayoría de los cuales, se basan en historias chuscas de políticos/as, “creadores de contenido y/o influencers”, artistas nacionales (o quienes creen serlo) farándula internacional y memes de Zelenzky, Putin, Trump, Biden, Milei y otros personajes.
En conclusión, ninguna discusión seria, ningún proceso de formación que no provenga de grupos de interés, partidos, centros empresariales, iglesias y demás entes similares. Tampoco algún movimiento masivo sobre temas más afines y menos ideológicos como: el agua, la protección de los bosques, el cambio climático, el tránsito, el deporte, el encarecimiento de medicinas y la canasta básica, etc. Así como se vive el día a día, se discute el día a día, esperando las elecciones siguientes, factor crítico fundamental de esta democracia de mentiritas. Guatemala, por cierto, continúa clasificada como Estado Híbrido, es decir, una dictadura corporativa con elecciones periódicas para “taparle el ojo al macho”.
Las soluciones deben pensarse fuera de la caja y con base al tan escaso pensamiento reflexivo. 2027 tendrá los mismos actores y otros palurdos/palurdas de ocasión.
¿Cuál será su postura desde ya? ¿Esperar pacientemente a junio de 2027 y votar por los mismos o diferentes, pero peores? Los partidos políticos y sus operadores seguirán sus mismas dinámicas, los empresarios también; el gobierno central hará lo que pueda, si lo dejan terminar…
Está claro que cualquier salida no depende de ellos, sino de nosotros como sociedad. ¿Recetas? No hay. Los invito a pensar y repensar al revés, sobre las formas de cambiar la inercia, lo cual, debe empezar AHORA.
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