Diversos autores han estudiado el fenómeno del racismo en Guatemala, considerándolo como de tipo inconfesable. Es decir, existe pero se expresa y reproduce de diversas formas, la mayoría de ellas encubiertas, no totalmente visible.Diríamos que es una práctica recurrente pero encubierta y, por lo tanto, llena de engaños.
Mientras la propuesta de la jurisdicción representa uno de los principales puntos de quiebre para buscar la inviabilidad de la propuesta de reformas constitucionales en materia de justicia, la realidad de los hechos muestra un tipo de prácticas lamentables. Interesa hablar y hacer ver que se tiene cierta sensibilidad en favor de los pueblos indígenas, pero sin reducir la histórica diferencia. Es decir, interesan pero de lejitos, sin que la modificación de los patrones culturales y las relaciones de poder sufra mínimo cambio. Cito algunos ejemplos: 1) una forma instrumental de mostrar a los pueblos indígenas y sus culturas ancestrales a través del exhibicionismo. Los tejidos provenientes de mano de obra indígena se han puesto de moda. No dudo que existen iniciativas solidarias donde no hay indicios de explotación y utilización que vulnere su dignidad, pero es evidente que también hay de otro tipo. No es casual que en esta época del año veamos tiendas y kioscos donde se muestran diversos productos con diseños modernos, pero dudo que todos los promotores estén realmente sensibilizados respecto lo que expresan los símbolos, colores y combinaciones. Dudo que en el reparto de ganancias se pondere adecuadamente el destino de los beneficios. Se crean fuentes de trabajo, pero bajo los esquemas de subordinación tradicional. Quien pone los canales de comercialización y cierto valor agregado gana más, quien produce y tiene el conocimiento acumulado pero permanece invisible, gana menos. ¿Estamos frente a un nuevo tipo utilitarismo? ¿Constatamos un folklore cargado de rentabilidad? ¿Vemos una nueva relación entre racismo encubierto y promoción de opciones individualistas, como el emprendimiento?
Así como se impone el modelo de los call center como la “mejor opción” para emplear a los jóvenes del medio urbano y casi-mediero, los emprendimientos son la estrategia para impulsar el cambio social pero como resultado de la acción individual de algunos sujetos, considerados como los “nuevos héroes”. Ese modelo es resultado de una característica de la sociedad postindustrial, la nueva flexibilidad y el aumento de la especialización según las demandas del mercado. Richard Sennett ha estudiado la filosofía de la flexibilización y cómo esta no ha llevado a un mayor beneficio, “sino que las demandas inestables del mercado se convierten en organizadores externos del proceso de producción interno”. Esa nueva flexibilidad, al ser ampliamente promovida por una diversidad de sectores e instituciones, promueve su fomento.
Niklas Luhmann considera que el aumento de la tendencia de individualización fomenta “nuevos momentos de exclusión e inclusión”. De allí que el emprendedor “es un agente que utiliza la independencia que le proporciona la sociedad diferenciada, para relacionarse con todos estos sistemas sociales en beneficio propio”.
Las aparentes muestras de apertura buscan no alterar la balanza de poder; son una medida de oxigenación para evitar la propuesta de mayor reconocimiento de los indígenas, lo cual implicaría abrir una puerta peligrosa. Son nuevos ejemplos del racismo encubierto, aparentemente no radical como para imponer medidas visibles como de tipo apartheid. Una cosa es la modernidad, la cual según Giddens, “constituye un espacio en el que los individuos e instituciones, liberados de sus vínculos tradicionales vuelven a ser reflexivos” y otra es la instrumentalización del conjunto de expresiones para romper con el modelo de la sociedad tradicional, para imponer el proyecto privado y profesional, que hace de la innovación una suerte de nueva ideología.
Las falsas actitudes de compromiso con los menos favorecidos, el montaje de iniciativas engañosas solo para tranquilizar conciencias y evitar irrupciones soliviantadores; la venta de la idea que Guatemala solo es una, la promoción del falso discurso de la “igualdad de todos ante la ley”, son algunas de las principales formas que se imponen en la actualidad y corren el gran peligro de promoverse con más fuerza en los siguientes años, desplegando en 2017 un momento especial de protagonismo.