La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, subrayó este lunes que Estados Unidos seguirá «presionando» a China para que sea «transparente» sobre el origen de la COVID-19.
En una rueda de prensa, Psaki aseveró que Washington no se dará «por vencido tan fácilmente» en su petición de una investigación sobre el origen del nuevo coronavirus y ha incidido en que, «en coordinación con la comunidad internacional», actuará para que el país asiático «comparta datos e información».
En este aspecto, indicó que Estados Unidos continuará con su «compromiso» en «los niveles más altos» para una investigación, «a través de conversaciones diplomáticas y seguridad nacional», así como trabajará con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los socios internacionales para ejercer esa «presión» y asegurar así que Pekín publique «los datos subyacentes y partícipe en la segunda etapa de la investigación».
Propia revisión
«No vamos a quedarnos de brazos cruzados y aceptar que han dicho que no van a participar», apostilló la portavoz, para destacar que Estados Unidos está iniciando su «propia» revisión y proceso respecto al tema.
En este sentido, señaló que está «segura» de que el origen de la COVID-19 será uno de los «temas de discusión» del presidente estadounidense, Joe Biden, en el viaje que inicia esta semana y que le llevará a Reino Unido, la cumbre de la OTAN en Bruselas o su esperada reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Un estudio conjunto de la OMS y China concluyó en marzo que era muy improbable que el coronavirus saliera de un laboratorio y estipuló que lo más probable es que saltara de los murciélagos a los humanos por vías aún «por determinar».
Estados Unidos manifestó en esta semana su deseo de que se profundice en el origen de la COVID-19 y ha criticado la falta de «transparencia» de Pekín al respecto.
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