El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha empezado a apelar al pragmatismo político sin dejar del lado su particular estilo que lo hizo ganar las elecciones de hace dos semanas. En un giro inesperado, en su mente considera a algunos nombres que podrían apaciguar las aguas en Washington.
Tras el nombramiento de Stephen Bannon como su asesor senior; Jeff Sessions como Fiscal General; y Michael Flynn como consejero de Seguridad Nacional; la élite política de Estados Unidos ha estado inquieta, pero sobre todo el propio Partido Republicano ha guardado silencio, ya que estos nombres que Trump consideró para puestos clave tienen un pasado controversial.
Este fin de semana el panorama cobró un giro que pocos esperaban. Trump se reunió con el general retirado James Mattis. El general Mad dog Mattis, que está siendo considerando como secretario de Defensa, me impresionó mucho ayer. ¡Un verdadero general de generales!, escribió el mandatario electo en su cuenta de Twitter. Este nombramiento tranquilizaría al Pentágono que está a la expectativa sobre el nombramiento que se realice.
El excandidato republicano, Mitt Romney, también se reunió con el magnate, a pesar de que ambos se enfrentaran varias veces en plena campaña. Según el vicepresidente electo, Mike Pence, Romney es considerado como una opción para ser nombrado Secretario de Estado, uno de los cargos más importantes que un funcionario puede ejercer en la Casa Blanca. También se ha mencionado a Rudy Giuliani para este cargo, pero existen opiniones divididas sobre esta posible nominación.
Y para terminar de calmar los ánimos, Trump se reúne este lunes con la congresista demócrata Tulsi Gabbard, una de las colaboradoras más cercanas de que estuvo impulsando la campaña del senador Bernie Sanders. Ella sería considerada para embajadora de Estados Unidos ante la ONU. El presidente electo también prevé reuniones con el exgobernador republicano Rick Perry; y con la gobernadora republicana de Oklahoma, Mary Fallin, El equipo del outsider que promete hacer grande a América otra vez ha empezado a cobrar forma a menos de 60 días para que jure ante la Constitución de los Estados Unidos en el Capitolio.