¿Están locos los representantes de EEUU, países europeos y organismos internacionales, que advierten sobre el colapso del sistema de justicia guatemalteco?… Pensemos sobre nuestro futuro.
Gonzalo Marroquín Godoy
Mientras la pandemia por el covid-19 muestra un repunte alarmante, el país se mantiene en medio de un torbellino político que afecta al sistema de justicia y corroe la institucionalidad. Además, claramente compromete la independencia judicial, esa que es vital para desempeño de un Estado transparente, eficiente y apegado a los mandatos constitucionales.
Hay dos factores por los que la sociedad guatemalteca –en general–, no pone la debida atención a los acontecimientos que se están produciendo: 1) La pandemia, que tanto preocupa a todos; 2) El poco entendimiento que se tiene sobre la forma en que se eligió la nueva Corte de Constitucionalidad (CC) y lo que más adelante hará el Congreso con la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia (CSJ) y magistrados de salas de apelaciones.
Mientras los guatemaltecos parecemos adormitados ante lo que sucede, la comunidad internacional expresa –con diferentes tonos y palabras–, su preocupación por la forma en que la alianza oficialista ha venido profundizando el control de la justicia. Ya sabemos que dicha alianza reúne a mafias, corruptos, partidos políticos e instituciones del estado y grupos de poder.
¿Cuál es la versión que dan los personajes que representan o son rostros visibles de esta alianza sobre lo que están haciendo? Veamos.
Desde el presidente Alejandro Giammattei, pasando por diputados, magistrados de la CSJ, algunos empresarios, políticos y líderes sectoriales vinculados al oficialismo, aseguran que su labor es: altamente positiva; despolitizamos las cortes; evitamos que haya resoluciones ideologizadas; respetamos la independencia de poderes; terminamos con una ‘corte celestial’; y mucho bla, bla, bla.
Algunas de esas frases hasta suenan bonitas, pero ¿será que es cierto lo que dice esa maquiavélica alianza oficialista? La comunidad internacional pone los puntos sobre las íes por la forma en que se está manipulado la elección de cortes para fortalecer la impunidad en el país. Como ejemplo, veamos cómo han visto el hecho de que no se permitiera –de manera retorcida– la juramentación de Gloria Porras como magistrada de la CC el pasado martes por parte del servil Congreso de la República.
Estados Unidos dijo: – Nos preocupa la maniobra para retrasar la juramentación de un magistrado electo de la CC. Esto debilita el compromiso de Guatemala con un poder judicial independiente y con abordar la corrupción sistemática. La congresista Norma Torres advirtió sobre la elección de jueces constitucionales con conflicto de intereses y vinculados con la corrupción, mientras atacan a verdaderos campeones de la lucha contra la corrupción.
El embajador de la Unión Europea en Guatemala, Thomas Peyker dijo: Estamos muy preocupados por la independencia de la justicia y el Estado de Derecho. Otros organismos que se han pronunciado esta semana y los meses anteriores en términos similares, son la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismos de derechos humanos internacionales y los representantes del llamado G13, que incluye a varios países europeos de manera individual, como Alemania, España, Francia, Gran Bretaña e Italia, entre otros.
¿Estarán locos los representantes de estos países y organismos? ¿Serán ciegos, porque no ven las maravillas que hace la alianza oficialista?
¡Claro que no! Lo que pasa es que la conformación de la CC, el acoso contra Gloria Porras y las elecciones que vendrán de nueva CSJ y magistrados de sala, harán que la justicia sea un pinche apéndice de un poder político corrupto e ineficiente.
Simplemente nos miran mal, porque estamos mal. Nos miran mal, porque no se está haciendo lo correcto. Nos miran mal, porque no se lucha contra la corrupción y la impunidad. Así nos miran..,