Brasil gasta más de 21 millones de dólares en un fármaco gripal sin eficacia contra la COVID-19

El Ministerio de Salud de Brasil ha gastado 125 millones de reales (US$21,442,212) en Tamiflu, un fármaco contra los efectos de la influenza, para tratar el coronavirus, a pesar de que no se ha demostrado su eficacia, lo que recuerda a la apuesta personal del presidente, Jair Bolsonaro, por la cloroquina, utilizada para combatir la malaria, y cuya eficacia contra la COVID-19 se ha demostrado no solo ineficaz, sino también contraproducente en algunas ocasiones.

Este medicamento contra la influenza forma parte del llamado ‘kit Covid’ propuesto por el Ministerio de Salud, en el que se incluye otra serie de fármacos como la cloroquina, la hidroxicloroquina y la azitromicina, sin eficacia alguna contra el coronavirus.

Tratamiento temprano

La cartera pagó a 5.33 reales (0.78 céntimos) por dosis, un 33.2 por ciento más de lo que valía antes de la pandemia. Las autoridades defendieron en un principio su utilización para evitar que se produjeran ingresos hospitalarios a causa de la influenza, u otras gripes, para posteriormente incluirla en el llamado tratamiento temprano contra la COVID-19.

  • Ese tratamiento temprano al que Bolsonaro apelaba cuando promocionaba el uso de la cloroquina para evitar contraer la enfermedad, aunque esto no impidió que él mismo diera positivo por coronavirus.
  • El Ministerio de Salud recomienda su uso para niños con síntomas leves, moderados y severos, así como para mujeres embarazadas con gripe y otros pacientes con problemas respiratorios hasta que una prueba confirmase que había contraído el coronavirus.

Si bien, tal y como señalan los expertos médicos consultados por el diario ‘Folha de Sao Paulo‘, su uso al principio de la pandemia tenía «cierto sentido» para tratar algunos casos graves hasta que se confirmara el contagio por COVID-19, el Ministerio de Salud siguió con la compra de Tamiflu, hasta duplicar los pedidos, pese a que se demostró ineficaz para tratar esta enfermedad.

No funciona

Las autoridades brasileñas justificaron su compra, principalmente entre marzo y septiembre de 2020, debido a la demanda de los hospitales y centros médicos, ya que «al servir de tratamiento de los casos de síndrome gripal y síndrome respiratorio agudo severo causado por gripe ha contribuido para evitar el aumento de enfermedades respiratorias y la sobrecarga del sistema de salud».

Sin embargo, tal y como apunta el laboratorio Fiocruz, productor de este y otros fármacos y vacunas en todo Brasil, «los estudios publicados hasta la fecha no han podido generar evidencia científica para probar la eficacia de este medicamento en el tratamiento de la COVID-19», informa ‘Folha de Sao Paulo’.

En ese sentido apunta el vicepresidente de la Sociedad Brasileña de Enfermedades Infecciosas (SBI), Alberto Chebabo, que si bien el fármaco podía contribuir a reducir las hospitalizaciones al principio de la crisis sanitaria, «seguir gastando en un medicamento que ya no está justificado es absurdo».

  • Este uso del Tamiflu recuerda al de la cloroquina, que llegó a convertirse en una cuestión de Estado en Brasil, después de que la defensa de Bolsonaro hacia el fármaco le haya costado el puesto a dos ministros de Salud, Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich, quienes dejaron el cargo debido a las grandes diferencias acerca de la conveniencia de administrar este fármaco y de llevar a cabo otras políticas.
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