La homilía preparada por el Papa para las vísperas y el Te Deum en acción de gracias por el año que termina ha tratado de dar un sentido a la irrupción de la pandemia al considerar que cuando ocurren estos «flagelos que golpean la humanidad» se suscita la «compasión» y las obras de caridad en los hombres.
La ultima misa del año ha sido celebrada en la basílica de San Pedro del Vaticano por el Prefecto emérito de la Congregación para los Obispos y presidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina y cardenal decano, Giovanni Battista Cardenal Re. Según ha explicado la oficina de prensa de la Santa Sede ,el pontífice sufre una «dolorosa ciática» que le ha impedido celebrar esta misa y también de Año Nuevo.
«Aquí sí quizá podríamos encontrar el sentido del drama que es la pandemia como todos los demás flagelos que golpean la humanidad. El de suscitar la compasión en cada uno de nosotros y provocar gestos y actitudes de cercanía de cuidados y solidaridad», ha señalado el cardenal Re al leer la homilía que había dejado escrita el Papa, que ha seguido la celebración desde su habitación de Santa Marta.
Así, ha puesto el ejemplo del buen samaritano que cuando se encuentra con aquel pobre medio muerto en medio de la calzada «no le dio un sermón sobre el sentido de lo que le había pasado, para convencerlo de que en el fondo le había sucedido por su bien». «El buen samaritano movido por la compasión se inclinó ante aquel extraño tratándolo como un hermano y lo cuido haciendo todo lo que estaba en sus manos», ha manifestado Re.
En sus reflexiones pronunciadas en la misa de fin de Año en la que se da las gracias por el año que termina, el cardenal decano ha considerado que «podría parecer algo forzado, incluso estridente, agradecer a Dios por este año que acaba, marcado por la pandemia».
En este sentido, ha recordado: «Pensemos a las familias que han perdido uno o más miembros, a los que se han enfermado, a los que han sufrido la soledad a los que han perdido el trabajo…». El cardenal italiano se ha preguntado: «¿cuál es el sentido de un drama como este?», pero ha instado a no tener que tener prisa de dar respuesta a tal interrogante. «A nuestros «porqués» más angustiosos ni siquiera Dios responde haciendo uso de razones superiores», ha dicho.
Al analizar la respuesta, ha dejado claro que el Dios cristiano no tiene nada que ver con uno «que sacrificase los seres humanos por un gran proyecto, aunque fuese el mejor posible». Y ha aclarado así: «No, este Dios cínico y despiadado no existe. No es este el Dios que nosotros loamos y proclamamos Señor».
Para Re, la respuesta de Dios recorre el camino de la encarnación: «Dios que nos ha revelado Jesucristo Dios es Padre eterno padre y si su hijo se ha hecho hombre es por la inmensa compasión del corazón del Padre».
En la homilía del Papa pronunciada por el cardenal Re también se ha hecho alusión a todas «las personas que sin hacer ruido han intentado hacer que el peso de la prueba resultase más soportable». Además del personal sanitario, los voluntarios y los religiosos, Re ha puesto el foco en los directores de los centros escolares y en los profesores, que «cumplen un papel esencial en la vida social y que deben afrontar una situación muy compleja».
También ha tenido palabras para los administradores públicos «que saben valorar todos los buenos recursos presentes en la ciudad y en el territorio que están separados de los intereses locales y del partido que buscan de verdad el bien común a partir de los más necesitados».
«Todo esto no puede suceder sin la Gracia y sin la misericordia de Dios», ha señalado, al tiempo que ha agregado: «Nosotros –lo sabemos bien por propia experiencia– en los momentos difíciles tendemos a defendernos –es natural– a protegernos a nosotros mismos y a los que más nos importan, a tutelar nuestros intereses».
Y se ha preguntado a continuación: «¿Cómo puede ser entonces que tantas personas sin otra recompensa que la de hacer el bien encuentren la fuerza para preocuparse de los demás? ¿Qué les empuja a renunciar a algo de sí mismos de sus comodidades de su propio tiempo de sus propios bienes para darlo a los demás? Aunque ellos no lo piensan les empuja la fuerza de Dios que es más potente que nuestro egoísmo».
La ciática impide al Papa celebrar la misa
El Papa Francisco, que cumplió el pasado 17 de diciembre 84 años, no ha podido celebrar los oficios litúrgicos del Te Deum en acción de gracias por el año que termina ni tampoco la primera celebración de 2021, de este viernes 1 de enero, debido a una «fuerte ciática», como ha explicado la oficina de prensa del Vaticano.
Por ello, ha sido el Prefecto emérito de la Congregación para los Obispos y presidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina y cardenal decano, Giovanni Battista Cardenal Re, quien ha celebrado esta misa.
El cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, celebrará la misa de este viernes 1 de enero aunque, en cualquier caso, el Ángelus del viernes, que coincide con la Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios, y la 54 Jornada Mundial de la Paz, que este año lleva por título ‘La cultura del cuidado como camino de paz’, serán presidido por Francisco, al igual que la eucaristía de la solemnidad de la Epifanía del Señor del 6 de enero.