Los blancos no superan la racha de victorias de Guardiola y empatan en el Bernabéu en un partido en el que acabaron desquiciados.
Se estaba acostumbrando este Real Madrid a ganar en el alambre en el Bernabéu. Salvo la goleada a Osasuna, todos los choques en casa habían resultado ser un ejercicio de épica para Zidane y los suyos. Sin duda es una seña de identidad de este equipo, pero no siempre se sale vivo en situaciones límite. El Villarreal sorprendió a los blancos en un encuentro en el que hubo más empuje que cabeza por parte del Madrid. La primera mitad fue amarilla, en la segunda hubo toque de corneta. Ramos decidió en el marcador en ambas áreas.
- Solidez del Villarreal. Zidane introdujo seis cambios respecto al partido del Espanyol: Danilo, Varane, Kovacic, Kroos, Cristiano y Bale. El croata y James estaban destinados a crear profundidad y verticalidad por dentro, justo lo que mejor domina el Villarreal. Los amarillos, moviéndose como un bloque compacto atrás y hacia delante fueron sacando al Madrid del partido, haciéndolo largo, por momentos cansino y anulando el peligro merengue, que acabó por llegar solo a balón parado. En cambio, el equipo castellonense se soltaba por momentos, fabricando espacios, obligando a los defensas madridistas a correr hacia atrás con frecuencia.
- El penalti de Ramos. En una de estas jugadas, Varane se confió atrás y cedió una pelota al Villarreal en la frontal. Entre el francés y Segio intentaron arreglarlo pero la jugada acabó en mano y penalti del sevillano. Bruno tuvo la maquiavélica idea de lanzarlo a lo Panenka. Gol y mosqueo de un Bernabéu que llevaba minutos mascando el problema. Para entonces, el final de la primera mitad, el impulso inicial del equipo había quedado en nada.
- La lesión de Marcelo. Con mayor o menor acierto, el brasileño había sido de lo más potable en ataque por la izquierda usando la banda, el único recurso con el que el Madrid había logrado provocar peligro. Carvajal entró en su lugar. Seguramente eso lo notó el equipo, aunque curiosamente con él canterano por la derecha y Danilo por la izquierda el desgaste fue aún mayor para los amarillos en el segundo tiempo.
- Asedio en la segunda mitad. Tocaba volver a ver un partido de vena hinchada y corazón abierto. El Madrid empató pronto con un cabezazo de Ramos y apretó hasta el extremo. Dos posibles penaltis, uno de Ramos que fue más piscinazo que falta y otro bastante claro a Benzema encendieron al público. Bale pudo sentenciar pero estuvo errático, Cristiano aún anda en pretemporada y no fue la noche del francés. Tampoco Lucas y Morata dieron con la tecla. El Villarreal acabó ganando una batalla moral y aguando la fiesta y el récord del Barça de Guardiola.
- El árbitro, protagonista. Además de señalar el penalti de Ramos en la primera mitad estuvo muy permisivo en las faltas, algo que desquició por completo al Madrid y al Bernabéu. Cada saque de puerta de Asenjo fue un cabreo, cada falta no pitada una trifulca creciente. Con las dos penas máximas no señaladas al equipo blanco estalló la polémica. Hubo gritos, silbidos, presión a raudales… Pero no sirvió de nada. Esta vez no. El Villarreal no perdió la compostura.