Bajo la presión de la pandemia y la crisis del 737 MAX, Boeing anunció el miércoles que recortará 7,000 puestos de trabajo más antes de 2022, lo que dejaría el número empleados en 130,000, restando 3,000 en relación al número de principio de año.
El grupo, que no prevé una nueva reducción de su producción de aviones, vio caer su facturación en un 29% y registró pérdidas de 449 millones de dólares en el tercer trimestre.
La empresa anunció en la primavera boreal, justo después del inicio de la expansión a gran escala del covid-19, una reducción del 10% de los puestos de trabajo en sus instalaciones, un recorte de unos 19,000 empleos. Al mismo tiempo, contrató a unas 3,000 personas para su división de defensa.
Dave Calhoun, director ejecutivo, advirtió en julio que procederían a más recortes.
Calhoun destacó este miércoles en una carta a los empleados que quiere dar prioridad a las salidas voluntarias y prejubilaciones «con el fin de limitar el impacto sobre los empleados y la empresa».
«La pandemia mundial sigue ejerciendo presión sobre nuestro negocio este trimestre y nos estamos alineando con esta nueva realidad mediante la gestión estricta de nuestro flujo de caja y la transformación de nuestro negocio para que sea más nítido, más resistente y más sostenible a largo plazo«, señaló en el comunicado de resultados.
«No hay ninguna duda de que la segunda ola (de coronavirus) que golpea a Estados Unidos y Europa pesa mucho», destacó Calhoun a la cadena CNBC.
Las aerolíneas pensaban inicialmente que el tráfico aéreo repuntaría a fin de año a 40% o 50% de lo que era en 2019. «Pienso que estaremos más cerca de 30% a 35%«, vaticinó.
Debido a este golpe sobre el tráfico aéreo las aerolíneas multiplican las cancelaciones de pedidos de compra, y Boeing entregó solo 28 naves durante el trimestre, lo que provocó que los ingresos de su división de aviación comercial cayeran un 55%, a 3,600 millones de dólares.
Su situación financiera es complicada: el fabricante utilizó 4,800 millones de dólares de liquidez en el tercer trimestre y su deuda alcanza los 61,000 millones de dólares, frente a 25,000 millones en 2019 en igual período.
Mientras, Boeing sigue esperando la autorización para que vuelvan a volar su aparatos del modelo insignia, el 737 MAX, en tierra en todo el mundo desde marzo de 2019 tras dos accidentes que dejaron 346 muertos.
La firma ya realizó unos 1,400 vuelos de testeo.
Revés y repunte
Boeing también enfrentó un nuevo revés durante el tercer trimestre con la identificación de defectos de fabricación del avión de largo alcance 787 «Dreamliner», que retrasó las entregas.
La empresa ya redujo el ritmo de producción de aviones y no prevé profundizar esta medida por el momento. La cadencia de producción debería alcanzar su nivel más bajo alrededor de mediados del año próximo, precisó Calhoun.
La división dedicada a la defensa, el espacio y la seguridad, por su parte, redujo sus ingresos en un 2%, hasta los 6,800 millones de dólares.
Las ventas de servicios al cliente, como el mantenimiento de aeronaves, cayeron un 21%, a 3,700 millones de dólares.
Estas dos divisiones «continúan asegurándonos cierta estabilidad mientras nos adaptamos y reconstruimos para cuando la pandemia pase«, añadió el director ejecutivo del fabricante.
Boeing podrá responder a un «repunte sólido» del sector de la aviación comercial gracias a su «importante stock» de aviones listos para ser entregados a los clientes, añadió.