La Iglesia anglicana pide disculpas a las víctimas de sacerdotes pederastas

Los dos más altos cargos de la Iglesia anglicana pidieron disculpas a las víctimas de los sacerdotes pederastas antes de la publicación el martes de una investigación independiente sobre la gestión por dicha institución de los casos de abusos sexuales a menores. 

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de los anglicanos, y el arzobispo de York, Stephen Cottrell, afirmaron en una carta abierta que están «verdaderamente arrepentidos por la vergonzosa manera en que la Iglesia ha actuado».

«Nos comprometemos a escuchar, aprender y actuar en respuesta a las conclusiones del informe», escribieron.  

Los dos eclesiásticos ofrecen sus «más sinceras disculpas, de todo corazón, a quienes sufrieron de maltrato y a sus familias, amigos y colegas».  

Informes

La comisión independiente de investigación sobre agresiones sexuales a menores (IICSA) debe publicar el martes un informe basado en una audiencia pública celebrada en julio de 2019 en la que se examinó las respuestas de la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia de Gales a las acusaciones de abuso sexual a menores, así como los programas de prevención actuales.

El informe también examina el caso de la diócesis de Chichester, en el sur de Inglaterra, y del difunto obispo Peter Ball, quien había sido condenado en 2015 a 32 meses de prisión por delitos sexuales cometidos contra 18 jóvenes durante tres décadas.

En un informe anterior, publicado en mayo de 2019, la comisión acusó a la Iglesia anglicana de Inglaterra de anteponer su «reputación» a las víctimas del clero.

Allegado del príncipe, entre los acusados

También criticó al príncipe Carlos, heredero al trono, por su «equivocado» apoyo a Peter Ball. 

En el juicio de Ball, se alegó que ministros, diputados, directores de escuela y un miembro de la familia real intervinieron directamente para evitar que este allegado del príncipe de Gales fuera acusado ya en 1993. 

«Sin duda habrá recomendaciones fuertes y las acogemos con satisfacción», escribieron los arzobispos, prometiendo «actuar para que la Iglesia sea un lugar seguro para todos» y «atender las necesidades de apoyo y reparación a los supervivientes».