En Hong Kong, los empleados de la fábrica de salsas Koon Chun trabajan duro para cubrir centenares de miles de botellas con una nueva etiqueta «Made in China», prueba de que esta popular marca hongkonesa es víctima de las tensiones estadounidenses.
Fundada hace un siglo, la empresa familiar ha sobrevivido a una guerra mundial, a numerosas crisis económicas y a la lenta desaparición de la industria manufacturera hongkonesa en beneficio de la mano de obra mucho menos cara de China continental.
El fabricante produce salsas de soja o de ostra que son muy apreciadas en los restaurantes chinos de todo el mundo.
Pero desde noviembre, para poder ser vendidas en Estados Unidos, las mercaderías importadas de Hong Kong deben llevar la inscripción «fabricado en China».
Esta medida fue impuesta por Washington en respuesta a la nueva y draconiana ley sobre seguridad nacional que aplica Pekín al territorio semiautónomo.
Desde junio
Esta nueva norma fue anunciada en julio por las aduanas de Estados Unidos, dos días antes de que saliera una remesa de 1,300 cajas de salsas Koon Chun hacia Atlanta.
De la noche a la mañana, los empleados se vieron obligados a pegar las nuevas etiquetas en toda la mercancía destinada a Estados Unidos.
«Era una misión imposible» dice a la AFP Daniel Chan, en la fábrica fundada en 1928 por su abuelo.
La adopción de la ley de seguridad china está considerada como una respuesta de Pekín a los meses de manifestaciones en favor de la democracia en Hong Kong, en 2019.
Repercusiones económicas
La revocación en julio, como represalia, del estatuto comercial preferencial acordado por Estados Unidos a Hong Kong tiene graves consecuencias.
Las repercusiones económicas no se hicieron esperar en la excolonia británica, que ya estaba en recesión.
Y los productos «Made in Hong Kong» han sido los primeros en verse afectados.
Chan, que estudió en Harvard, en Estados Unidos, esperaba que el paisaje político cambiara en Hong Kong, pero no tan rápido.
«Imaginaba que algo ocurriría en torno a de 2047, fecha oficial del fin del principio ‘Un país, dos sistemas'»,
afirma Chan, refiriéndose al acuerdo de devolución que garantizaba a los hongkoneses 50 años de libertades desconocidas en el resto de China.
- Los 90 empleados de la empresa debieron adaptarse al cambio
- y ahora deben fabricar nuevas etiquetas en las que la mención «Made in Hong Kong» sea reemplazada por «Made in China».
«Muy triste»
Las empresas han obtenido sin embargo una prórroga después de que el ministro hongkonés de Comercio, Edward Yau, anunciara la decisión de Washington de postergar a noviembre la nueva reglamentación sobre las etiquetas.
Pero el ministro hongkonés ha amenazado a Estados Unidos de interponer una acción ante la Organización Mundial del Comercio (OMS).
También afirmó que las exportaciones a Estados Unidos de productos hongkoneses representaron apenas 400 millones de dólares en 2019, es decir menos del 0,1% de las exportaciones del territorio
Pero Chan no ve las cosas así, pues la mitad de sus mercancías están destinadas a Estados Unidos, donde la marca es especialmente apreciada por la diáspora china.
Y cuando piensa en el futuro, Chan teme que otros mercados internacionales sigan el ejemplo de Estados Unidos.
«Dentro de 20 o 30 años, la gente solamente tendrá ‘Made in China’ y se olvidará de Hong Kong», se lamenta, antes de añadir: «Todo esto es muy triste».