La economía de Brasil registró una contracción récord de 9.7% en el segundo trimestre respecto al primero, cuando ya había caído 2.5% debido a la pandemia de coroanvirus, con lo cual entró formalmente en recesión, informaron este martes fuentes oficiales.
La caída supera la de 9.2% estimada en promedio por 49 economistas consultados por el diario económico Valor. Pero es inferior a lo que se preveía en mayo (-11.1%), gracias a los auxilios de emergencia distribuidos por el gobierno de Jair Bolsonaro.
En comparación con el mismo periodo de 2019, el derrumbe del Producto Interno Bruto de la mayor economía latinoamericana en el segundo trimestre fue de 11.4%, precisó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
En el período enero-marzo, la contracción trimestral fue de 2.5%, según el dato revisado del IBGE, que había inicialmente informado de una contracción de 1.5%.
En el primer semestre, el retroceso fue de 5.9% en comparación con el mismo periodo de 2019.
La contracción del segundo trimestre se dio «en el auge del aislamiento social, cuando diversas actividades económicas fueron parcial o totalmente paralizadas para enfrentar la pandemia», explicó la coordinadora de Cuentas Nacionales del IBGE, Rebeca Palis.
Brasil es el segundo país más afectado en términos absolutos por el covid-19, detrás de Estados Unidos, con más de 121,000 muertos y 3,9 millones de casos.
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Los sectores que sufrieron mayor impacto por la contracción del segundo trimestre fueron la industria (-12.3%) y los servicios (-9.7%), que en conjunto representan el 95% del PIB brasileño. La agropecuaria creció 0.4%, impulsada principalmente por la producción de soja y café, precisó el informe.
El desplome es sideral, pero «en el mundo actual, parece muy razonable«, dijo a la AFP Margarida Gutierrez, profesora de macroeconomía del instituto Coppead de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ).
Prueba de ello: ese desmoronamiento es muy inferior al de otros países de la región como México (-17.1% en el segundo trimestre) y Chile (-13.4%), o al de economías desarrolladas como Reino Unido (-20.4%), España (-18.5%) y Francia (-13.8%). La receta fue un considerable esfuerzo fiscal, basado en un subsidio de 600 reales (110 dólares), que puede llegar a 1,200 en ciertos casos, distribuido mensualmente desde abril a 66,4 millones de brasileños, casi un tercio de la población para paliar la destrucción de unos 9 millones de empleos