Juan Manuel Rodríguez G.
La mala pasada que le tocara a Otto Pérez y el gobierno Patriota, se debe a que la coyuntura permitió que la bomba estallara. La CICIG, que él mismo prolongara por presiones, como él lo ha calificado, se instaló en el momento adecuado a la hora adecuada, y todo salió mal para esta red de corrupción que en otra época, muy seguramente hubiera salido intacta e ilesa. Pero no. El trabajo que ha realizado la CICIG, junto con Thelma Aldana, en el MP, es histórico —un engranaje nunca antes visto—.
Es allí cuando pienso que todos los gobiernos anteriores deberían, diariamente, colocar velas a los santos de su elección, dando gracias a que la CICIG no existía. Porque ahora resulta que se las quieren llevar de solventes moralmente, cuando todos sabemos que más bien, por un golpe de suerte, no tuvieron que enfrentar la justicia como lo hiciera el Patriota.
Desde los tiempos de Cerezo, inaugurando la era democrática, se ha visto en este país un enriquecimiento estúpido de todas las personas que pasan por el Gobierno, evidentemente un cambio de estilo de vida que los sueldos no permitirían, ni de chiste, poder tener. Cuentan por allí que este pintoresco expresidente, se movilizaba en un humilde escarabajo de la marca alemana, antes de entrar a la guayaba. Un carro para nada parecido a la comodidad que luego, ya en el poder, le otorgaría su infame yate tan recordado, Odiseo. De dónde sacan los cientos de miles de dólares que puede costar ese lujoso medio de transporte, seguramente no de vender el escarabajo. Son cosas que simplemente, no cuadran. Pero en fin, Cerezo debería de empezar a prender las velitas y dar gracias todos los días.
Serrano figuró por escándalos y clavos internacionales. La sopa de cebolla que dice que iba a degustar en Nueva York, cuando lo vieron entrando a un prostíbulo, merece una columna aparte. Luego de que nos dejara y optara por retirarse a Panamá, este florido expresidente decidió darse una vida llena de lujos, con caballos peruanos como punta de lanza. Parece que ahorro bastante en su tiempo en la Presidencia, para luego poder retirarse al estilo Rockefeller o Rothschild. Si ellos pueden, ¿por qué no lo va a hacer él? Lo curioso es que el estilo de vida que lleva, se debe a que no era su momento para morir lentamente como sí le sucediera a Otto. Otro individuo que debería, religiosamente, prender velas a todos los arcángeles por haber salido invicto, sin CICIG a la vista.
Ramiro de León no figuró por corrupción, sino otros clavitos internacionales son los que más se recuerdan, como un suceso que se desarrolló en un avión, cuando luego de varias bebidas espirituosas no le dio tiempo de ir al baño y, bueno, ya saben ustedes lo que pasó. Pero ese caso no merecía que fuera investigado por la CICIG, aunque seguramente si hubo algo que investigar, pero otro que tuvo suerte de no contar con esta pequeña presión.
El señor Arzú llegó a la Presidencia con una agenda bastante particular, si bien siguiendo los lineamientos del Consenso de Washington, con una polémica privatización de la telefonía estatal. Sabemos que la privatización sí trajo beneficios al darnos un escenario bastante competitivo en tema de telecomunicaciones, pero la forma en que se hizo está cargada de neblina y críticas. Entre tanto, seguramente si la CICIG hubiera existido en esta época, hubiera develado anomalías en el proceso de la privatización, con negocios paralelos que sin duda, a más de alguno favorecieron. Otro motivo para que asista a misa regularmente y prenda quince velitas diariamente, por haber salido invicto de un proceso que en otros tiempos hubiera puesto a varios en evidencia. En fin.
Portillo, ni hablar. De no tener un centavo pasó a comer yuca con chicharrón pero en la zona catorce. Este recordado y polémico expresidente no salió tan victorioso del caso. Pero con él, no fue la CICIG ni la coyuntura del país, sino fue que muy inocentemente se metió a jugar con grandes ligas, depositando su dinerito en bancos del sistema Estadounidense. No entiendo qué estaba pensando para realizar tal estupidez, pero ya cumplió su condena y ahora dícese ser reformado y rehabilitado.
Berger debería de comprar por toneladas las velitas para agradecerle a los Santos de que su aeropuerto no fuera investigado por la CICIG. Una obra que, literalmente está filtrada con elegantes goteras que reciben a nuestros turistas, la segunda fuente de ingresos más importante del país.
Colom y su elegante exseñora deberían de irse hincados desde Guatemala hasta la Basílica de Guadalupe, para dar gracias eternas por haber salido ilesos de su desgobierno. Si la CICIG hubiera estado presente en esos días, las cárceles hubieran tenido que ampliarse a nivel de estadio nacional, para dar cabida a todos los saqueadores que gozaron de dinero que no es de ellos. Aunque hay algunos esperanzados a que la justicia toque la puerta de la UNE, pareciera que una vez más lograrán salirse con la suya.
Con tanta vela prendida para dar gracias, cierro esta columna, solo recordándole a nuestro estimado presidente y su competente equipo que se vayan con cuidado, porque el tema de corrupción y enriquecimiento ilícito anda de mecha corta, con una CICIG, MP y ciudadanía BASTANTE vigilante.