Por Carlos Raúl Kestler
Una nube de polvo proveniente del desierto del Sáhara, al norte de África, se desplaza en el país desde este martes, y se cree que permanecerá hasta el viernes 26. Instituciones y especialistas explican cómo este fenómeno impacta en la salud y en las condiciones climáticas.
Las tormentas de arena en el Sáhara provocan que se eleven a la atmósfera grandes cantidades de polvo. Las partículas quedan suspendidas cuando alcanzan alturas de entre cinco y siete kilómetros y chocan con el aire más fresco de la región del Sahel (al sur del Sáhara). Así forman una masa de aire caliente que puede trasladarse a más de 10 mil kilómetros de distancia, por el viento, y llegar a Europa o América.
Efectos en la salud y el ambiente
Un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que el contenido de la nube puede ser peligroso para los seres humanos por su carga de bacterias, pesticidas, virus, hierro, mercurio y esporas, «contaminantes que recoge a su paso por zonas deforestadas del Norte de África, particularmente los países subsaharianos intensamente afectados por desertificación, generada por el agotamiento de bosques por el uso no controlado de ese recurso».
“Pueden provocar alergias y crisis asmáticas, sobre todo en quienes han sufrido problemas respiratorios o de inmunodepresión. Muchas veces se refieren casos de ‘gripes’ persistentes o alergias sin causa aparente, que pueden haber sido provocadas por el contacto con partículas de origen biológico en estas brumas”, cita la publicación.
El coronavirus, irónico aliado
Para Marco Vinicio Cerezo Blandón, director de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (Fundaeco), la pandemia del COVID-19 contribuye a la protección de las personas frente al polvo.
“En la medida que estamos confinados, los niños no estén en el patio y utilicemos mascarillas, este evento de transporte del Sáhara, que es el más fuerte de los últimos 70 años, nos afectará menos. Esta arena se uniría a la contaminación ambiental, pero ahora estamos más resguardados, porque hay menos circulación de vehículos”, explica.
El experto ambiental subraya un aspecto positivo del polvo africano.
“Sabemos que las arenas del Sáhara han fertilizado la cuenca del río Amazonas y los bosques tropicales de América. También es una maravilla lo que estamos viviendo. Es el delicado equilibrio que ponemos en riesgo cada vez que destruimos el entorno”, afirma.
El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) informó en sus redes sociales que el ingreso de la ola de partículas disminuirá la formación de nubes en Guatemala, por lo que habrá menos probabilidad de lluvia.
Recomendaciones
David de León, portavoz de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), recalca que no se deben aflojar las medidas de prevención en el país.
“En Guatemala se presenta esta situación siempre. Sin embargo, de acuerdo con los pronósticos, los efectos de esta semana serán un poco mayores, porque hay más partículas. […] No solo pueden surgir problemas respiratorios, también de la vista, como conjuntivitis”, menciona.
Las sugerencias planteadas por la Conred y el Ministerio de Salud son:
• Continuar con el uso de mascarilla, especialmente niños y adultos mayores
• Permanecer dentro de casas y espacios cerrados
• Lavar los ojos con abundante agua si se presentan molestias
• Cubrir recipientes que almacenan agua para evitar la caída de partículas
• Rociar agua en los espacios que se van a limpiar o barrer para evitar que el polvo se vuelva a formar
• Utilizar lentes protectores si es posible
Según el Insivumeh, las últimas dos veces que el polvo del Sáhara tuvo una presencia considerable en Guatemala fueron en 2015 y 2018, provocadas por las temperaturas frías del océano Atlántico y el mar Caribe.
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