Miles de soldados marcharán el miércoles en la Plaza Roja ante la mirada de Vladimir Putin, para celebrar el 75º aniversario de la victoria sobre el nazismo, en un momento de comunión patriótica a pesar de la pandemia de covid-19 y antes de un referéndum destinado a consolidar aún más su poder.
Este desfile militar se había programado inicialmente para el 9 de mayo, como el país lo hace todos los años, pero el Kremlin se vio obligado a posponerlo debido a la propagación del nuevo coronavirus.
Aunque Rusia todavía tiene miles de nuevos casos diarios y que Moscú, a pesar de su descontaminación, continúa prohibiendo las reuniones públicas, Putin quería organizar este desfile el 24 de junio, una fecha simbólica porque marca el primer desfile de este tipo, en 1945.
Con este evento, una semana antes de un referéndum para permitirle permanecer en la presidencia hasta 2036, Putin también da la impresión de una normalidad recuperada en el país que ha liderado durante 20 años.
Rusia sigue siendo el tercer país más afectado por el coronavirus, con 584,680 casos registrados el domingo y 8,111 muertes. Unas quince ciudades han preferido cancelar sus desfiles militares.
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En las calles de Moscú desfilarán unos 13,000 soldados rusos y de otros trece países, incluidos India y China.
El presidente ruso, que protagonizará una de las primeras salidas públicas desde el comienzo de la pandemia, también podrá supervisar más de 200 vehículos blindados y piezas de artillería.
Entre éstos se encuentran modelos desarrollados recientemente, pero no las modernas armas hipersónicas «invencibles», que Putin ha elogiado en años recientes.
El discurso de Putin en ediciones anteriores también fue una oportunidad para celebrar el poder ruso en la escena internacional, desde Siria hasta el conflicto en Ucrania, y para denunciar el deseo occidental de dominio.
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Más allá del retorno retorno la normalidad, la actualidad está marcada por el referéndum del 1 de julio -originalmente programado para el 22 de abril-, para validar la reforma constitucional anunciada para sorpresa de todos en enero y llevada a cabo a toda velocidad justo antes de que el covid-19 frene el proceso.
Durante las discusiones parlamentarias, se agregaron aspectos sociales como la prohibición del matrimonio homosexual, así como el punto clave de darle a Putin el derecho de ejercer dos términos adicionales y permanecer en el poder hasta 2036, cuando cumpliría 84 años.
Este calendario le valió críticas de la oposición, que lo vio como la razón de la rápida salida de Moscú del confinamietno. En apenas tres semanas, la capital rusa pasó de un confinamiento total a una reapertura casi generalizada.
Votar sin riesgos
El alcalde de la capital, Sergei Sobianin, y el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, pidieron al público seguir el desfile por televisión.
«¿Por qué lo organizan [el desfile] si recomiendan no ir allí?», preguntó el opositor Alexei Navalny en su video blog, acusando a las autoridades de «haber vestido un falso (referéndum) con la ropa de la conmemoración de la victoria».
Peskov, convaleciente de Covid-19, consideró que ir a votar «no era más peligroso que ir de compras».
Sin embargo, el desfile no será tan grandioso como se pretendía ya que ningún líder occidental estará presente.
Será posible ver en la ceremonia a presidentes de expaíses soviéticos como el kazajo Kassym-Jomart Tokayev, el moldavo Igor Dodon o el bielorruso Alexander Lukashenko a pesar de sus recientes problemas con Moscú. El presidente serbio, Aleksandar Vucic, también estará presente.
El desfile también tiene lugar en momentos en que Putin se aleja de homólogos occidentales, especialmente polacos, con relación a las responsabilidades de cada uno en la Segunda Guerra Mundial.
En un largo discurso, hace una semana acusó a Occidente de un «revisionismo» histórico anti-ruso que desestabiliza «los principios del desarrollo pacífico» del mundo.
También renovó un llamado a una cumbre de los cinco Grandes miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Rusia, China, Francia, Reino Unido, Estados Unidos), que considera los garantes del orden internacional establecido en 1945.