A unas decenas de metros del Muro de las Lamentaciones, de 2,000 años de antigüedad, en Jerusalén, arqueólogos israelíes revelaron el martes la existencia de unos espacios subterráneos tallados en la roca.
Tres cavidades sucesivas, que serían de la época romana, fueron descubiertas durante la excavación de una fastuosa estructura de la época bizantina de 1,400 años de antigüedad, decorada con arcos y con un suelo de mosaico.
«Al principio, estábamos muy decepcionados porque debajo del mosaico en el suelo, encontramos un substrato rocoso y pensamos que la actividad humana se detuvo ahí», explica Barak Monnickendam-Givon, codirector a cargo de las excavaciones en la Autoridad israelí de las Antigüedades.
Y luego «descubrimos estos tres espacios, los tres tallados en la roca» y conectados entre ellos por escaleras, agrega. Estas estructuras eran inusuales en las ciudades judías de la época, señala.
Las cavidades disponen de numerosas esculturas y nichos, algunos de los cuales debían ser utilizados para poner lámparas de aceite, según el arqueólogo.
Estos espacios podrían ser la despensa de un edificio hoy desaparecido o una zona de almacenamiento y preparación de comidas para los sacerdotes de la Ciudad Santa o los peregrinos que visitan el Templo, estima.
«Estamos descubriendo recipientes utilizados para cocinar, lámparas de aceite, frascos para conservar el trigo, la cebada o el aceite de oliva», añade Monnickendam-Givon.
Sin embargo, estos espacios no parecen tener un «vínculo directo» con el Segundo Templo judío, destruido por los romanos en el año 70 d. C. y del que el Muro de las Lamentaciones es el único vestigio.