Gonzalo Marroquín Godoy
¿Qué se pretende? ¿Quién quiere controlar la información? ¿Por qué controlarla? ¿Cómo hacerlo? ¿Cuándo es más importante? Preguntas de actualidad.
Hay una frase que he utilizado en muchas ocasiones para denunciar el abuso de los regímenes autoritarios –tipo Chávez-Maduro, Correa, Ortega, Pinochet y demás–, que han intentado limitar el alcance y visión del pueblo, controlando a la prensa: Quién tiene la información, tiene el poder. Meditemos y veremos que es algo absolutamente real. La frase no es mía, por supuesto. De hecho, tampoco es así textualmente, pues su autor intelectual, el filósofo y político inglés Thomas Hobbes, escribió allá por el siglo XVII lo siguiente: Conocimiento es poder, de donde deriva la cita que hoy expongo.
Soy un firme creyente de que la democracia se sustenta en que el poder emana del pueblo que, para ejercerlo, debe estar bien informado. Eso explica la actitud de gobernantes autoritarios, que tratan de limitar el flujo informativo, para imponer su línea de pensamiento y, por esa vía, terminan controlando a las masas. Por eso es importante el rol de la prensa, la cual tiene el papel de democratizar la información, poniéndola en manos de la población y ser así, un contrapeso del poder político.
Con la llegada de la pandemia por el covid-19, el presidente Alejandro Giammattei se convirtió en el centro y, por decirlo de alguna manera, el vocero oficial del tema. La mayor parte de la prensa se acomodó, a tal punto, que casi todas las noticias citan exclusivamente fuentes oficiales. Esto, menos mal, ha ido cambiando poco a poco, pues la prensa tiene la obligación de buscar la información por diferentes fuentes y trasladarla a la población sin agendas escondidas, comprometida únicamente con la búsqueda de la verdad. El pueblo tiene derecho a saber aquello que puede afectarle, sobre todo, en una crisis sanitaria como la que vivimos.
Muchos estarán sorprendidos ahora con la noticia de que ya casi no hay camas disponibles para enfermos por el virus. Tampoco sabemos por qué Guatemala es uno de los países que menos pruebas o test realiza, cuando lo que se recomienda es hacerlo en gran escala. Los especialistas en la materia dicen que aquí se hace la décima parte de las que se debieran estar haciendo. De eso no hablan las fuentes oficiales.
El presidente y sus funcionarios cercanos se encargaron de presentar las maravillas de los hospitales temporales que, con el tiempo, han quedado al desnudo como insuficientes y mal atendidos. Esto no lo digo yo, sino médicos, salubristas, familiares de pacientes y la PDH. No era un secreto que el sistema de salud del país es un desastre. Ahora debe atender una calamidad pública sin la debida capacidad.
Si la información está en poder de las personas, de usted apreciado lector, entonces podremos enfrentar mejor lo que está por venir y exigir que se respeten nuestros derechos. La gente tiene el derecho de saber todo lo que está sucediendo, porque eso le permite cuidarse mejor. Hay mucha información de interés que no se ha dado a la población o se presenta de manera confusa en los mensajes presidenciales y en los reportes oficiales.
El Gobierno debe tomar a la prensa como un aliado para saber donde no se están haciendo bien las cosas. Las noticias que desnudan las deficiencias, que muestran las evidentes carencias y necesidades, son las que pueden hacer que los funcionarios tomen las medidas correctivas necesarias.
Las noticias sobre la corrupción y falta de transparencia no son ganas de molestar. Más bien deben ser tomadas como alertas para marcar un cambio. El presidente se molestó con la noticia de la reparación de un viejo avión de la Fuerza Aérea e intentó justificarla en una entrevista. Menos mal que la Contraloría detuvo esa insólita, impertinente y seguramente corrupta negociación, cuando el mandatario pudo aprovechar la información que publicó la prensa, para ser él mismo quien detuviera el oscuro negocio de los militares .
No debemos dejar que el árbol tape el bosque, entendiendo que ese árbol es la pandemia, pero detrás está el bosque de acciones que se llevan a cabo, no solo para atender la crisis sanitaria, sino todas las otras cosas que ocurren, como son la atención social, la reactivación de la economía, y todo aquello que sucede y no se detiene a causa del covid-19.
Ahora hay demasiada información sobre la pandemia. Por cierto, tenemos que ser cuidadosos con verificar esa información y rechazar las llamadas fake news (noticias falsas). Para ello, sigue siendo la prensa independiente el mejor baluarte y las organizaciones noticiosas serias la mejor fuente de verificación.
El Gobierno no debe controlar la información, debe abrirla y la prensa buscarla.
La pandemia está llegando a su momento más crítico. Mucho me temo que ni siquiera estamos preparados para lo que viene, pues nuestro sistema de salud es en realidad caótico. Eso sí, hay que reconocerlo, es una herencia que recibe cada gobierno a causa del sistema político fallido. La clase política ha fracasado y, lo que pueda suceder por la permanente desatención de la salud, será, en buena medida, responsabilidad de gobiernos anteriores y de la incapacidad y corruptela que ha prevalecido.