Infusiones, especias, frutas o verduras. La lista de remedios alternativos en África para curar la covid-19 es vasta y gana adeptos en un continente donde la medicina tradicional sigue siendo apreciada y respetada.
El jefe de estado de Madagascar, Andry Rajoelina elogió las cualidades curativas de una tisana a base de artemisia –una planta con eficacia científicamente probada contra el paludismo– aunque luego dio marcha atrás y solamente habló de sus virtudes preventivas, que permitirían fortalecer el sistema inmunológico.
«Este té da resultados en siete días», afirmó después de beberlo, basándose en ensayos que aún no se han publicado. «Podemos cambiar la historia del mundo», aseguró.
Decano de la facultad de medicina de Toamasina (este), el doctor Stéphane Ralandison advirtió contra los métodos «no muy científicos» alrededor de este té de hierbas.
Aunque reconoce que algunas sustancias pueden «aliviar los síntomas» del coronavirus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también recuerda que, actualmente, no hay «ninguna prueba» que puedan «prevenir o curar la enfermedad».
AFP / Fabrice COFFRINI Foto de una planta de artemisia, en Conthey.
Todos curados
A falta de una vacuna o incluso de un tratamiento eficaz ofrecido por la medicina occidental, los curanderos tradicionales se presentan como una buena opción.
Es el caso de Gabriel Nsombla, que hace la publicidad de sus pociones en las ondas de una radio de la República Democrática del Congo (RDC).
«Inhalar el vapor de una mezcla de corteza de mango, hojas de papaya, jengibre y una planta cuyo nombre mantengo secreto, garantiza una curación. Todos los que vienen a mi casa salen sanados», asegura.
Aunque admite no haber probado aún sus pociones con enfermos de covid-19, el naturópata camerunés Anselme Kouam también certifica que «la medicina tradicional puede contribuir a luchar contra el coronavirus».
Recomienda infusiones a base de ajo y jengibre, citado frecuentemente por su supuesta capacidad para fortalecer las defensas inmunitarias.
En un continente donde las tradiciones siguen vivas, la aparición de la covid-19, que hasta ahora causó cerca de 1.200 muertos, vio a las poblaciones recurrir a remedios antiguos, a veces sin moderación y sin discernimiento.
A finales de marzo la radio de las Naciones Unidas en RDC, informó de la muerte de tres niños que habían ingerido una planta medicinal para prevenir la contaminación por el virus.
A diferencia de sus colegas chinos, que han obtenido reconocimiento en los países occidentales, los médicos tradicionales africanos deploran las burlas de las que, a menudo, todavía son objeto.
El herborista sudafricano Makelani Bantu lamenta que su gobierno no se haya dignado a responder a su oferta de probar científicamente sus cocciones. «Ni siquiera se nos da la oportunidad de hablar. Por el momento no tienen solución contra la covid-19, al menos podrían probar nuestros tratamientos», exclama.
Farmacopea autóctona
«Es hora de asociar a los aborígenes a la búsqueda de soluciones», destaca el etnólogo congoleño Sorel Eta que, desde hace un cuarto de siglo, frecuenta a los pigmeos akas de la provincia de Likuala (norte).
«Conocen los arcanos del bosque, especialmente todas las especies medicinales que se encuentran en él. Siempre han tratado enfermedades cuyos síntomas se asemejan a los de la covid-19», afirma.
En Benín, el curandero y sacerdote vudú Bokonon Azonyihouès trabaja arduamente con sus colegas para desarrollar un tratamiento.
AFP / Onesphore NIBIGIRA Burundianos lavan sus manos en un gesto preventivo contra la propagación del coronavirus en la frontera entre la República Democrática del Congo y Burundi.
«Al igual que los grandes laboratorios, hacemos investigaciones y pruebas», explica, «la solución puede venir de una u otra medicina».
Hasta ahora, las autoridades sanitarias de varios países africanos han acogido con cautela esas promesas. A principios de abril, la dirección de medicamentos de Uganda emitió una declaración prohibiendo la publicidad de los remedios tradicionales en los medios de comunicación públicos, tras la detención de un herborista que afirmaba haber identificado un tratamiento para covid-19.
Este practicante, Lazarus Kungu, fue acusado de poner en peligro la salud pública.
Responsable de la lucha contra las epidemias en el ministerio de Salud de Camerún, Georges Etoundi Mballa asegura no descartar el recurso a la medicina tradicional. «Todos aquellos que pueden dar una respuesta científica son bienvenidos», dice.
El portavoz del ministerio de Salud de Sudáfrica, Pop Maja, asegura «respetar el papel de los curanderos tradicionales». Pero hasta cierto punto. «También sabemos que, por el momento, no hay tratamiento para el nuevo coronavirus y, cada día, recibo entre 10 y 15 llamadas de gente que dice que han encontrado uno…