El expresidente peruano, Alberto Fujimori, cumple una pena de cárcel de 25 años, pero su hija, Keiko Fujimori, se encuentra muy cerca de ganar las elecciones y confirmar el retorno del fujimorismo en un país que mantiene profundas divisiones políticas. Su rival, Pedro Pablo Kuczynski, confía en un cambio de última hora en los votantes.
Pedro Joaquín Cornejo
Lima – La historia persigue a Perú, en donde el fujimorismo no se quiere morir, y, lejos de ello, parece que puede confirmar su retorno con el control del Congreso y la Presidencia de la República.
El último debate presidencial no aclaró el panorama electoral peruano, que a pocos días de las elecciones de este domingo, 5 de junio, mantiene a Keiko Fujimori (41), como favorita para vencer en el balotaje al conservador Pedro Pablo Kuczynski (77), quien recibe apoyo de último momento en medio de una campaña caracterizada por una guerra sucia por parte de ambos bandos.
Los analistas locales concuerdan casi de manera unánime en que no hubo un gran ganador, por lo que no creen que influya en el ánimo de los votantes, que muestran más bien agotamiento por la guerra sucia que ha marcado la contienda.
Lo que sí puede equilibrar la balanza en las urnas el domingo, es el anuncio que hizo la izquierdista Verónika Mendoza, excandidata presidencial que ocupó el tercer lugar en las elecciones de abril pasado, en el sentido de que apoya al candidato de Peruanos por el Cambio (PPK), en lo que parece un intento por evitar el retorno completo del fujimorismo.
Hace cuatro años, Keiko Fujimori encabezaba también las encuestas con poco margen (3 %) ante el populista y hoy presidente Ollanta Humala, y en la última semana se dio un empate técnico en las encuestas y en las urnas fue superada en su primer intento por convertirse en la primera hija de un gobernante que llega al cargo.
Esta vez las encuestas vuelven a favorecer hasta la última semana a Fujimori (52 % de intención de voto), sobre Kuczynski (48 %). La duda; entonces, sobre el retorno absoluto del fujimorismo, solo se despejará hasta el domingo por la noche, cuando se conozcan los resultados oficiales de la votación.
Frente a frente
El debate mostró a dos candidatos que no quieren arriesgar mucho; sobre todo, la señora Fujimori, porque, sabiendo de su ventaja en las encuestas, busca solamente que no haya un descalabro de última hora y se repita la historia de la elección anterior. Lo que no quedó al margen fueron los puyazos entre los dos candidatos, que reflejan la tensión que se ha vivido por sus declaraciones durante la campaña electoral.
Tú no has cambiado, pelona —dijo Kuczynski a su oponente. Eres la misma. Yo creo en la libertad, y estoy convencido de que esta libertad está en grave riesgo en Perú. Por eso quiero hacer un llamado a todos los peruanos, de cualquier convicción política, para defender la libertad y cerrarle el paso con nuestros votos al retorno de la dictadura, la corrupción y la mentira.
La respuesta no se hizo esperar, y Keiko Fujimori le dijo en la parte más tensa del debate, que debe recordar que la candidata soy yo y no mi padre, y trató de debilitar también los señalamientos que le formulara Kuczynski, empeñado totalmente en convencer al electorado indeciso y de otras corrientes ideológicas diferentes a su línea de derecha moderada.
Para el analista político Milton Vela, el ganador del debate, pero con poco margen, fue PPK —así identifica la prensa peruana a Kuczynski—. Su estrategia fue, entonces, resaltar su experiencia con hechos concretos frente a la inexperiencia de la labor de Keiko y explotar al máximo las acusaciones de lavado de activos detrás del partido que ella representa, explica el politólogo.
Para Diethell Columbus, el mensaje de Kuczynski no fue lo suficientemente claro, como para mover a la masa de indecisos. Posiblemente pueda más la fuerza añadida por la excandidata Mendoza, que podría atraer más al electorado que no se ha sentido identificado con su candidatura.
La importancia de este apoyo de la izquierda radica que en que Kuczynski no logró ganarse al electorado más rural durante la campaña. Al menos eso reflejan las encuestas. Incluso, en el debate, Fujimori le tildó de candidato limeño, y gran parte de su discurso lo ha enfocado hacia los sectores informales de la economía.
Iván Lanegra, un catedrático de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica de Perú, anticipa que las posibilidades de un cambio son reales. No hay que perder de vista que las últimas encuestas conocidas, recogen el sentir del electorado de hace semanas, y no del momento actual.
Con este panorama electoral de última semana, todo indica que la votación del domingo será estrecha, gane quien gane. Si la triunfadora es Fujimori, se completará el retorno del fujimorismo, aunque con el expresidente en la cárcel. Esa corriente controlará el próximo Congreso y aspira a la Presidencia.
Si por el contrario Kuczynski logra la remontada final y gana las elecciones, tendrá que gobernar con un Congreso muy dividido, pero impedirá que esa corriente política, que muchos detractan en Perú, se haga del poder total.
Perú ha sido una caja de sorpresa en las elecciones, y los analistas no descartan que el domingo se repita lo vivido hace cuatro años. En última instancia, lo que todos anticipan es una victoria, de cualquiera de los candidatos, con estrecho margen de votos.