El papa Francisco aseguró este viernes que «las medidas draconianas» contra el nuevo coronavirus «no son siempre buenas», e instó a obispos y sacerdotes a no dejar a los fieles «solos» ante la pandemia, contra la cual varios países han decretado severas restricciones.
«Las medidas draconianas no son siempre buenas», agregó el pontífice, en crítica indirecta a las restricciones impuestas en ciertos países, en especial Italia, que prohíben desplazamientos y, por tanto, visitas de religiosos a los fieles, y les impiden también celebrar en público misas y entierros.
Esta declaración se produce después de que la diócesis de Roma, de la que el Papa es obispo, anunciara el jueves por la noche el cierre hasta el 3 de abril de todas las iglesias de su jurisdicción, en aplicación de las «restricciones impuestas a la circulación de personas por el decreto» adoptado por el gobierno italiano para frenar la propagación del virus.
«En estos días, unámonos a los enfermos y a las familias que padecen esta pandemia», declaró el Papa, citado por la prensa italiana, en su misa diaria en la residencia de Santa Marta, donde reside, a pocos pasos de la basílica San Pedro.
El Papa concluyó pidiendo a los obispos que recurran al «sentido común» para tomar «medidas que no dejen solos» a los fieles, que deben sentirse «acompañados» por el consuelo «de los sacramentos y la oración».