El histórico juicio político contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comienza este martes en el Senado, con la división partidista que caracteriza su mandato: mientras la oposición demócrata lucha por apartarlo del cargo, los republicanos que controlan la Cámara Alta buscan una rápida absolución.
Cuatro meses después de que explotó el escándalo ucraniano que lastró el final del gobierno de Trump, cuando faltan 10 meses para las elecciones presidenciales, los 100 senadores se reunirán en el Congreso para el juicio que comenzará a las 13H00 hora local (18H00 GMT), y que probablemente concluya con la absolución del mandatario.
Los senadores -que juraron la semana pasada para ser jurados en el proceso- deben decidir sobre los cargos que la Cámara de Representantes le imputó a Trump el mes pasado: abuso de poder y obstrucción al Congreso.
Según la acusación, Trump intentó presionar a Ucrania para que interfiriera en las elecciones de 2020 para ayudarlo, sugiriendo a su homólogo de Kiev, Volodimir Zelenski, que investigara los negocios del hijo de Joe Biden, quien podría ser su rival demócrata en las presidenciales.
Después, según los opositores, obstruyó el trabajó de la investigación en el Congreso al negarse a que sus principales asesores testificaran.
Trump se convertirá en el tercer presidente en la historia del país en ser juzgado por el Senado, después de Andrew Johnson en 1868, Richard Nixon en 1974 y de Bill Clinton en 1999.
Una veta importante del escándalo es la llamada entre Trump y Zelenski el 25 de julio, durante la cual supuestamente el mandatario estadounidense lo presionó para que anunciara una investigación sobre Biden.
Los demócratas que controlan la Cámara Baja y que lideraron la investigación contra Trump lo acusan de haber manipulado a Ucrania al retener cerca de 400 millones de dólares en ayuda militar para un país que tiene un conflicto con rebeldes prorusos en el este de su territorio.
Crispación
En la víspera, la polarización entre ambas partes -que ha caracterizado el proceso desde que emergieron las primeras acusaciones- se hizo patente una vez más cuando el equipo legal del presidente estadounidense publicó un escrito de 100 páginas en el que pidió al Senado absolver inmediatamente a Trump.
El texto califica al juicio como una «peligrosa perversión de la constitución» y un casi simultáneamente los impulsores del proceso contra Trump en la Cámara de Representantes publicaron un documento explicando que el mandatario había incurrido en una «conducta corrupta» con el objetivo de hacer trampa en la próxima elección.
«El presidente no hizo nada malo», sentenciaron los abogados de Trump, un equipo de alto nivel con figuras como Kenneth Starr, que participó en el proceso contra Clinton tras el escándalo por su relación con Monica Lewinsky.
Se espera que los senadores voten de acuerdo a los lineamientos de su partido, y Trump cuenta con el apoyo de la mayoría republicana que domina el hemiciclo con 53 escaños, por lo que el juicio político no tiene visos de prosperar.
En este contexto, estos crispados intercambios están orientados hacia la opinión pública, en un momento en que se acerca el inicio de las primarias demócratas de cara a las presidenciales.
A partir de este martes, los senadores establecerán las reglas el proceso que estará presidido por el jefe de la Corte Suprema, John Roberts, que ejerce un rol más bien protocolar.
Trump no estará este martes en Washington ya que viajó el lunes a Davos para participar en el Foro Económico Mundial en la estación suiza, hacia donde partió sin hacer declaraciones.
Por otra parte, este proceso podría afectar la campaña de cuatro senadores que aspiran a la nominación del partido demócrata para competir contra Trump en las elecciones, entre ellos los dos que pisan los talones de Biden en las encuestas: Bernie Sanders y Elizabeth Warren.
Las reglas del juego
El lunes, el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, propuso que cada parte tenga un total de 12 horas en dos días para presentar sus argumentos.
Eso haría el proceso significativamente más rápido que el juicio político contra Clinton en 1999.
La Cámara Alta debatirá y votará la propuesta el martes. Por el momento, el líder de la minoría demócrata Chuck Schumer dijo que McConnell está apurando el juicio y dificultando la presentación de testigos y documentos.
Los demócratas quieren que testifiquen altos cargos del gobierno de Trump, como su jefe de gabinete, Mick Mulvaney, y el exasesor de Seguridad Nacional, John Bolton, con la expectativa de que aporte detalles de los intercambios de Trump con Ucrania.
Bolton dijo que estaba dispuesto a testificar, si lo citan.
La Casa Blanca espera que el juicio finalice en dos semanas. Si así fuera, serían tres semanas menos de lo que se extendió el proceso contra Clinton.
McConnell, que domina el guión por ser el jefe de la mayoría, dijo que no va a considerar el tema de los testigos hasta después de las argumentaciones y los intercambios de preguntas.