José Alfredo Calderón E.
Historiador, observador social y analista político
Empañado con el excesivo y vergonzoso atraso protocolario, con la inusual ausencia de una primera dama[1] y con protestas sociales que dejaron la cauda de seis jóvenes detenidos, el discurso del nuevo gobernante fue emotivo, como suelen ser todos sus discursos, apelando más a las emociones de la gente y no a las capacidades cognitivas. Las generalidades estuvieron a la orden de la noche, pues prácticamente no dejó tema a tocar, sin concretar –por supuesto– cómo se hará.
Desde el inicio destaca que el gran protagonista es el pueblo de Guatemala que lo eligió, y quienes harán historia. “Seré el primer servidor de la nación, mediante esfuerzo, trabajo y dedicación”. Luego, agradeció a Dios, normal en una persona cuyos lemas de “los buenos somos más” y “Dios bendiga a Guatemala”, son muy comunes. Las generalidades fueron de principio a fin: “Impulsaré el desarrollo, la paz y la justicia (…) estaré al servicio de la gente pobre y de la Constitución”. “Soy reflejo del esfuerzo de la gente y su compromiso”.
Al mencionar los vocativos, hizo una referencia especial a Lenin Moreno, de quien destaca haber salido adelante a pesar de su discapacidad. No mencionó a la Fiscal General ni al PDH, aunque ya entrado el discurso, mencionó a la señora Porras en el tema de la independencia de la justicia.
“Quiero dejar un legado de prosperidad y progreso” dijo, y luego mencionó con vehemencia el combate a la corrupción. Increpó a las emociones de la audiencia presente y la televisada, cuando pregunta con fuerza: “¿Y si nos juntamos y dejamos de pelearnos? ¿Sin en lugar de mirar atrás, miramos hacia adelante? ¿Y si mejor nos vemos como guatemaltecos todos, antes que pertenecientes a grupos?” Finaliza la arenga con “Caminemos juntos todos los grupos por nuestra querida Guatemala”.
En la parte media del discurso empieza a definir prioridades –conservadoras por supuesto– como la certeza jurídica y la protección de la inversión. Luego anima al auditorio al declararle la guerra a las maras e informa de la primera iniciativa de ley al Congreso, para declarar terroristas a los mareros y combatirlos sin cuartel. En este punto, acusa cierta contradicción, pues habla de combatir las causas estructurales, de dar oportunidades a los jóvenes y de crear un voluntariado social para ellos, “…ya que los jóvenes con proyectos no delinquen.” afirma. Habla además de emprendedurismo y reforma educativa, pero antes –advierte– deben ser combatidos con toda la fuerza del Estado. Incluso más adelante indica que “…si las fuerzas de seguridad nos defienden, el Estado los defenderá”. Fue contundente en decirles a estas fuerzas que tendrán apoyo para combatir (o reprimir), lo cual puede interpretarse como vía libre para la limpieza social, dados los antecedentes.
Una parte recurrente de su discurso fue la importancia de la educación, tema común a casi todos los candidatos y presidentes recién electos. “La Reforma Educativa inicia aquí y ahora” dijo. “Apostemos a la Educación como el motor de la sociedad”.
Luego se puso más emotivo aún, al hablar de la desnutrición crónica, el primer objetivo fundamental de su gobierno según indicó. “Cuando pienso en Guatemala, pienso en una niña desvalida que no tiene que comer y se muere esperando ayuda.” Una de las frases más contundentes fue: “La desnutrición es el gran fracaso de nuestro país.” Condenamos a la muerte a nuestra niñez, finalizó diciendo en este tema. Este será el problema principal en el que se enfocará los 4 años, anunciando la Cruzada Nacional por la Desnutrición y la creación del Fondo contra el Hambre y la Desnutrición. ¡Cuántos quisiéramos que esto fuera genuino!
Llegó el turno para las mujeres, de quienes dijo: “Serán escuchadas, atendidas y protegidas.” Combatirá la violencia intra familiar, dijo efusivo.
Respecto de los indígenas, fue menos emotivo: “Serán respetados en sus derechos…” y reconoció la deuda y la marginación de la que son víctimas. Otro tema no encendido fue el de los migrantes, de quienes dijo que serían ayudados. Para ser el motor de la economía nacional, como lo demuestran plenamente las estadísticas, su mención fue marginal y pobre, quizá para no damnificar el discurso empresarial de que este sector es el motor del desarrollo en el país.[2]
Seguidamente utilizó su condición de discapacidad y se dirigió a ese segmento para indicar: “Yo soy uno de ustedes y se las dificultades por las que pasamos, pero también se la capacidad que tenemos de salir adelante” (de allí la alusión inicial al presidente Moreno de Ecuador).
Antes de la encendida mención contra la corrupción, indicó que será el presidente de todos y para todos. Todos serán escuchados. Luego arremete contra los corruptos y les dice: “Se les acabó la fiesta”. Combatirá las sobrevaloraciones, contrabando, defraudación aduanera, dijo, mientras anunció la creación de la Comisión Presidencial contra la Corrupción e indicó que el combate frontal y decidido contra la corrupción, es el segundo gran objetivo de su gobierno (después de la desnutrición).
Ya preparando el final del discurso, invitó a la comunidad internacional para que apoyen con asistencia técnica y recursos para el despegue de Guatemala. “Cómprennos más” finalizó la alocución hacia ellos.[3]
Mencionó la necesidad de reformas legales y aludió a la importancia del estado de derecho y las reformas jurídicas para lograrlo. Luego ordenó las prioridades iniciales, mediante iniciativas de ley: La desaparición de la SAAS (sin reparar que se estarían violando los Acuerdos de Paz); la declaratoria de terroristas para los mareros, lo que contradice los principios de la seguridad democrática y, la Regulación de las Fuerzas de Seguridad del Estado, aunque con la rara alusión a una potencial mano libre (“si ustedes nos defienden, el Estado los defenderá”). Las tres iniciativas no van a las causas estructurales e históricas de la grave crisis del país, como era de esperarse de alguien acorde al status quo, sino que apelan a las emociones de la gente, esperando convertir sus promesas, en medidas de impacto mediático.
Cuando menciona la necesidad de una nueva Ley de Servicio Civil, es el momento en el que se refiere a la Fiscal, diciendo, “…la justicia debe ser independiente Sra. Fiscal, señor Contralor y señor PGN”. Alude a las otras dos instituciones, por ser auxiliares de la lucha contra la corrupción y la violencia. Los corruptos deben ser perseguidos y castigados, pero también que devuelvan el dinero, afirmó.
El tema económico ocupó poco espacio: La estabilidad macroeconómica debe mantenerse y debemos tener una política económica prudente, mencionando que todavía hay márgenes para la deuda pública.
Anunció que respetuoso de la ley, se deslinda del partido oficial para ser representante de la unidad nacional, lo cual difícilmente cumplirá por la serie de compromisos adquiridos en su periplo de cuatro candidaturas presidenciales, dos municipales y otras tantas competencias. Después de tantos años e intentos, por fin llegó, pero no exento de deudas, no solo económicas sino fundamentalmente políticas.
Hizo un llamado a los presidentes de C. A. para unirse y generar desarrollo y progreso en la región.
Finaliza aludiendo al necesario Desarrollo Económico, Humano y a la Justicia. Menciona levemente a su vicepresidente. “No seremos un gobierno perfecto, pero si uno correcto” acotó, sin especificar la semántica del concepto de corrección. “¿Por qué esperar? Dejemos las diferencias, la corrupción y la violencia. “Este es el momento de nuestra querida Guatemala; Dios bendiga Guatemala”.
En conclusión, generalidades, emoción, medidas más de impacto mediático que estructurales. Un discurso “correcto” para la gente “correcta”. Un discurso técnicamente bueno, pero que devino secundario ante la actuación de él y su partido, en la elección de junta directiva del Congreso: ¡una clica reciclada! Una alianza espuria y una pírrica victoria (por un voto) pero que los retrató de cuerpo entero. ¡La caída libre del país sigue!
José Alfredo Calderón E.
[1] Desde Fernando Romeo Lucas García, 1978-1982, no se tenía un caso similar.
[2] Hay que recordar la filiación ideológica de Giammattei y el partido Vamos, así como sus nexos empresariales.
[3] Por cierto ya varias delegaciones se habían retirado por el excesivo y abusivo atraso.