Ingenieros de una Universidad de Estados Unidos inventaron nanopartículas que inyectadas bajo la piel emiten una luz fluorescente invisible al ojo humano pero visible para un smartphone, lo cual un día podría servir para confirmar que una persona ha sido vacunada.
La idea es inscribir la prueba de la vacuna en el propio cuerpo en países en desarrollo donde los carnés de vacunación a menudo están incompletos o con información errónea, y donde los registros médicos electrónicos no existen.
El sistema, descrito este miércoles en la revista Science Translational Medicine, hasta ahora solamente fue probado en ratas, pero los investigadores -financiados por la Fundación Bill y Melinda Gates- esperan probarlos en humanos en África en los próximos dos años, dijo a la AFP la coautora Ana Jaklenec, ingeniera biomédica del universitario Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Los ingenieros han pasado mucho tiempo buscando componentes que sean seguros para el cuerpo, estables y capaces de durar varios años.
La receta final está compuesta de nanocristales a base de cobre, llamados puntos cuánticos, de 3,7 nanómetros de diámetro, y encapsulados en micropartículas de 16 micrómetros (1 micrómetro equivale a una millonésima parte de un metro, y 1 nanómetro equivale a una milmillonésima parte). El conjunto se inyecta con un parche de microagujas de 1,5 milímetros de longitud.
Dos minutos después de inyectarse, las microagujas se disuelven y dejan pequeños puntos debajo de la piel, distribuidos en forma de círculo o cruz. Esos puntos son excitados por una parte del espectro de luz invisible para nosotros, cerca del infrarrojo.
Un teléfono inteligente modificado, apuntando a la piel, hace que el círculo o la cruz aparezca fluorescente en la pantalla. Los investigadores esperan inyectar la vacuna contra el sarampión al mismo tiempo que estos pequeños puntos. Un médico podría años después usar un smartphone para verificar si la persona ha sido vacunada.
La técnica sería más duradera que el marcado indeleble: los investigadores simularon cinco años de exposición al sol. Y requiere menos tecnología que un escáner de iris o el mantenimiento de bases de datos médicas.
La Fundación Gates, detrás del proyecto, financia encuestas de opinión en Kenia, Malawi y Bangladés para determinar si las personas estarán listas para adoptar estos puntos cuánticos microscópicos, o si prefieren apegarse a los viejos carnés de vacunación.