Cientos de personas protestaron este viernes en distintos puntos de Bogotá, incluso ante la residencia privada del presidente Iván Duque, en un desafío al toque de queda decretado en la capital, ante una ola de disturbios y saqueos que siguieron a masivas marchas contra el gobernante de Colombia.
Medio millar de manifestantes cantaron el himno nacional frente al domicilio particular del mandatario derechista, en el norte de la ciudad, mientras golpeaban ollas, en cacerolazos que hasta la víspera eran inusuales en el país, constató AFP.
La protesta se disolvió de forma pacífica una hora después de que diera comienzo la prohibición de circulación, a las 21H00 (02H00 GMT del sábado), pero en la zona se mantuvieron policías, pues el mandatario suele pasar las noches en el lugar.
El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, dio por superados los «actos de vandalismo» en una declaración a la medianoche, en la que sin embargo reconoció que para ese momento el toque de queda, que finaliza el sábado a las 06H00 (11H00 GMT), se estaba cumpliendo en un 90%.
«Quiero dar un parte de tranquilidad, la actuación de la fuerza pública de Colombia ha sido eficaz», afirmó. Unos 13.000 policías y soldados custodiaron la ciudad.
Las calles de Bogotá, que no vivía un toque de queda desde 1977, parecían las de un pueblo fantasma, pudo comprobar la AFP en un recorrido.
En algunos lugares había basura regada, fuego prendido sobre escombros y vidrios rotos de las estaciones del sistema público de transporte, que por la ola de violencia interrumpió sus servicios y dejó a miles de ciudadanos con dificultades para regresar a sus casa.
«Venimos de una historia colombiana tan llena de violencia que no creo perder nada», dijo la universitaria Juanita Arbeláez, a las afueras de la casa de Duque.
Diálogo nacional
En medio de estas movilizaciones en Bogotá y en respuesta a las multitudinarias manifestaciones del jueves, que evidenciaron el crecimiento del malestar social, el presidente colombiano convocó a un diálogo nacional «con todos los sectores políticos y sociales».
«A partir de la próxima semana daré inicio a una conversación nacional que fortalezca la agenda vigente de política social, trabajando así de manera unida en una visión de mediano y largo plazo que nos permitirá cerrar las brechas sociales», dijo en una alocución televisada el viernes.
Con su popularidad en rojo, Duque, de 43 años, afirmó que para las conversaciones se utilizarán «medios electrónicos y mecanismos participativos», y un cronograma para «edificar un camino significativo de reformas».
Con poco más de quince meses en el poder, Duque enfrentó el jueves la mayor protesta de los últimos tiempos, convocada por un diverso abanico de sectores: sindicatos, indígenas, estudiantes, campesinos y partidos opositores.
Las protestas del jueves dejaron un saldo oficial de tres muertos en el departamento del Cauca y un total de 122 civiles y 151 miembros de las fuerzas de seguridad heridos.
Los organizadores de la gran protesta del jueves, que habían pedido un diálogo directo con el jefe de Estado, no respondieron hasta ahora a las palabras de Duque. Desde el viernes por la mañana estos grupos se deslindaron de los nuevos llamados a manifestaciones y cacerolazos, la mayoría realizadas desde redes sociales, que tuvieron una convocatoria considerablemente menor.
La principal, que reunió en la tarde a centenares en la Plaza de Bolívar, el corazón político de Colombia, fue disuelta por policías antidisturbios que lanzaron gases lacrimógenos. En otras ciudades del país como Cali, Medellín y Barranquilla hubo nutridos cacerolazos.
Calma relativa
Aunque las autoridades destacaron el carácter mayoritariamente pacífico del llamado paro nacional, las movilizaciones finalizaron el jueves con fuertes choques entre manifestantes y la fuerza pública en Bogotá y Cali.
El viernes, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, decretó el toque de queda luego de que se agudizaran los enfrentamientos, desmanes y saqueos, principalmente en el sur de la capital.
El mandatario justificó su decisión basándose en informaciones de que se iban a «seguir cometiendo actos de vandalismo», que no relacionó directamente con la protesta social del jueves. Hasta su declaración, se reportaban 230 capturas.
La violencia, que incluyó saqueos a locales comerciales y amagos de linchamientos, provocó que empresas, colegios y universidades cancelaran actividades el viernes.
En varios puntos, la ciudadanía se armó con palos y cuchillos ante intentos de robo en sus residencias, constató AFP.
Las autoridades reportaban tranquilidad y orden en el resto de Colombia, aunque alrededor de las 21H00 un atentado con cilindros de gas cargados de explosivos contra una estación policial dejó tres policías muertos y siete heridos en el convulso departamento del Cauca (oeste), epicentro de disputas de guerrillas, disidentes de la exguerrilla FARC y bandas narcos.
Las autoridades municipales descartaron cualquier relación del ataque con las protestas contra Duque.